
Es necesario que estemos
constantemente alertas para intentar no sesgar nuestra actitud hacia niños y
niñas en nuestro hogar. Sin embargo, ello no basta para que nos libremos de los
roles de género estereotipados. Tenemos que recordar que los niños de ambos
sexos no solo aprenden a partir de lo que les decimos y la actitud que tenemos
hacia ellos. Los roles estereotipados también son adquiridos observando las
actividades y conductas de los padres, así como de otras personas en su
contexto social.
En este sentido, la sociedad y
la cultura reforzarán, también, las conductas que encajan con los estereotipos
relacionados a cada sexo. Ejemplos de ello hay por todas partes. Desde el
colegio en el que se puede orientar sutilmente las actividades de niños y
niñas, reforzando sin querer, tareas más delicadas para las niñas y más activas
para los niños. Además, en todos lados vemos diferentes atracciones para niñas
con colores pasteles, unicornios y animalitos tiernos.
Por otro lado, las atracciones
y juguetes para niños están relacionados a la actividad y agresividad, en
muchos casos. Las opciones son videojuegos de acción, dinosaurios, armas, entre
otros. Se puede decir que eso es lo que piden los niños y niñas y lo que les
gusta de manera “natural”. No es así, necesariamente. Es posible que haya una
tendencia mayor de los niños a la actividad y de las niñas a las tareas más
finas y detallistas pero desde que nacen hay una paulatina educación que
promueve, a la par, esas preferencias y gustos de manera diferenciada. La
publicidad y los medios de comunicación contribuyen en gran medida con esto. La
mayoría de spots publicitarios reproducen las diferencias. Las madres se ocupan
de lavar la ropa y cocinar, los padres van a la oficina y toman cerveza. Los
niños se ensucian, hacen travesuras. Las niñas juegan con muñecas y son
coquetas.
Por todo lo anterior es
refrescante ver, algunos casos aislados y que esperamos sean más frecuentes, de
campañas publicitarias en las que se esfuerzan para no caer en roles
estereotipados. El hecho de colocar a un padre realizando una cena rápida o de
incluir a niñas en un grupo de niños que juegan fútbol, por citar un par de
ejemplos, podría pasar inadvertido para la mayoría pero abre toda una serie de
posibilidades para los niños y niñas que ven los comerciales. De pronto, en su
mundo es factible que los padres ayuden en casa con tareas domésticas, también
que las niñas jueguen deportes “tradicionalmente” masculinos.
Falta mucho camino por
recorrer como dejar de asociar a las mujeres como objetos sexuales para vender
autos, cervezas y demás productos que solo se dirigen al público masculino. Sin
embargo, estamos seguras de que es posible hacer publicidad con equidad por el
bien de nuestra sociedad.
¿Ustedes qué opinan?