Las habilidades sociales son
fundamentales para interactuar con otras personas, vincularse
satisfactoriamente y trabajar en equipo; pero exactamente ¿a qué nos referimos
al decir que una persona tiene habilidades sociales? Estas van más allá de las
normas de cortesía y buenos modales. Implican la expresión adecuada de
sentimientos, la capacidad de escucha, asertividad y empatía. Sirven para
solucionar situaciones, tareas o conflictos sociales en un contexto determinado.
Desarrollar estas habilidades es imprescindible para desenvolverse
efectivamente en cualquier contexto social. Por ejemplo, tener una buena
entrevista de trabajo, mantener buenas relaciones con los amigos o solucionar
cualquier problema en el ámbito familiar, laboral o social. No se trata de
evitar algunos temas o hablar con diminutivos para suavizar el mensaje como se
suele hacer. Es necesario tener habilidades comunicacionales: escuchar atentamente
y poder expresar lo que uno piensa y siente de manera asertiva sin ser pasivos
o agresivos. Es necesario percibir los sentimientos del otro para no herirlos.
En este punto, la empatía es una pieza clave para cualquier interacción social
óptima. También lo es un satisfactorio control de impulsos. Ser una persona
hábil socialmente requiere sintonizar con los demás, respetarlos y
considerarlos como personas iguales. Es un ejercicio diario que puede y debe
practicarse en todo lugar.
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