Tal como está organizado el sistema escolar, los alumnos que no cumplen
los objetivos del grado ni alcanzan las competencias académicas necesarias para
el nivel que les corresponde, deben volver a hacer el mismo año una vez más.
No obstante, otro enfoque pedagógico está en desacuerdo con este
sistema, ya que el niño que repite el año vuelve a realizar el mismo programa
académico con el que falló, lo que podría llevarlo a fracasar una vez más. Además
las escuelas que no creen en la repitencia privilegian los lazos
socio-emocionales que desarrolla el niño con sus compañeros y sugieren que se
les debe ayudar a nivelarse en su mismo grado en vez de repetirlo. ¿Cuál es
mejor? Ambos tienen ventajas y desventajas de acuerdo a los factores relacionados.
Las razones por las que un niño repite el año pueden ser diversas. Desde
dificultades individuales como un aprestamiento deficiente, inmadurez cognitiva
o emocional, dificultades específicas de aprendizaje; hasta métodos de
enseñanza deficientes, insuficiente apoyo en el aula por la cantidad de
alumnos, malos hábitos de estudio o problemas familiares, entre otros. Cada
caso será diferente y tendrá que ser evaluado individualmente para detectar los
factores que han provocado la repitencia.
¿Es siempre algo negativo? Repetir el año puede traer consecuencias positivas
o negativas de acuerdo a lo que esté asociado. Algunos niños que son menores al
resto de sus compañeros o no han
alcanzado la madurez suficiente para lograr un buen aprestamiento pueden
beneficiarse si se los deja un año más en el mismo nivel. En estos casos, mientras
antes se detecte y actúe, mejor será para prevenir otras dificultades.
Entre las consecuencias negativas, la baja autoestima es uno de los
aspectos que más se ha asociado a la repitencia. El fracaso en los estudios
puede afectar la autovaloración del alumno y provocar que este se sienta incapaz
e ineficiente. Esto debe ser abordado adecuadamente ya que a la larga puede
llevarlo a evitar enfrentarse a posibles frustraciones futuras en los estudios,
a una fobia escolar o a la deserción académica.
Sin embargo, tal vez lo que afectará más al niño será la reacción del
entorno cercano ante la repitencia. La familia que reaccione violentamente perturbará
gravemente la salud emocional del niño. En cambio, los padres que afronten la
situación con calma y logren darle el soporte emocional necesario, permitirán
que el niño preserve su autoestima, entienda que no es el fin del mundo y se
sienta seguro para solucionar cualquier dificultad que se presente en el
colegio.
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