A pocos días del inicio de
las clases escolares los niveles de ansiedad pueden aumentar en los niños y
adolescentes. Les guste o no el colegio, dejar las actividades del verano y los
momentos de ocio, resulta difícil para todos; y volver a las obligaciones
escolares implica siempre cierto monto de tensión. El primer día de clases es
esperado con expectativa por algunos y con cierto temor por otros. Ello
dependerá de varios aspectos: sus vivencias previas, la motivación de cada uno,
la autopercepción sobre sus capacidades académicas, las relaciones
interpersonales que establece y el grupo de amigos que lo espera. Cada niño o
niña vive su experiencia escolar de manera particular y los padres deben estar
atentos a cualquier síntoma que evidencie un alto nivel de ansiedad como
dificultades para dormir, dolores de barriga o cabeza, reticencia a ir a clases,
entre otros. Algunas pautas que pueden ayudar a hacer la vuelta a clases más
sencilla son reorganizar los horarios unos días antes, motivarlos a arreglar
sus útiles escolares, trasmitirles confianza sobre su desempeño en el año y
acompañarlos más cercanamente durante las primeras semanas para darles
seguridad. Si la ansiedad natural de todo inicio a clases se prologa demasiado
es recomendable consultar con un especialista.
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