Es común que los padres entreguen pequeñas cantidades de dinero a los
hijos para comprar algo que desean como un dulce o un juguete pequeño. Esta
práctica puede ser positiva o negativa, todo dependerá de cómo se maneje. Lo importante
es que las propinas se brinden con responsabilidad y se utilicen adecuadamente.
Cada familia decidirá si es conveniente dar o no propina a sus hijos, así
como la cantidad y el momento de
hacerlo. No obstante, es necesario tener en cuenta que la manera cómo se
proceda influirá en la relación que tengan los niños con el dinero. Es posible
inculcar el hábito del ahorro o, por el contrario, enseñar a despilfarrar el
dinero.
Es recomendable esperar a que los hijos tengan la edad suficiente para
entender algunas nociones de cantidad. Por ejemplo, a los 7 u 8 años que los niños
ya comienzan a aprender las operaciones básicas como sumas y restas, están
preparados para manejar cantidades pequeñas de dinero. No es conveniente darles
grandes propinas. Uno o dos soles son suficientes para que los niños tengan la
posibilidad de adquirir alguna cosa y aprendan progresivamente el valor del
dinero. Comprar algo y esperar el cambio, incluso puede servir para que
practiquen aritmética.
Algunas pautas que pueden guiar a los padres respecto a este tema son:
- No se exceda en las cantidades de dinero que brinda a sus hijos pues ellos podrían creer que la plata se obtiene fácilmente.
- Enséñeles con el ejemplo. Si sus hijos observan que gasta grandes cantidades sin medida, aprenderán a hacerlo también.
- Las propinas deben estar en función de la economía familiar y de la edad de los niños. Cuando no esté en condiciones de entregar dinero a sus hijos, converse con ellos y explíqueles los motivos. Los niños y adolescentes deben entender que algunas veces no es posible tener todas las cosas materiales que ellos desean.
- Las responsabilidades en el hogar o las obligaciones escolares no deben ser recompensadas con dinero. Tampoco intente compensar su ausencia con un aumento en las propinas. La propina no debe convertirse en lo prioritario en sus vidas.
- En cuestión de dinero, mientras menos tengan los niños, mejor será. Es esencial enseñarles a los hijos que no todo en la vida se compra y que hay cosas más valiosas a las que no es posible ponerles un valor económico.
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