Tener un hijo adolescente implica diversos retos que obligan
a los padres a adaptarse a nuevas circunstancias. Los adolescentes necesitan consolidar
su identidad, ganar autonomía e
independencia emocional de los adultos. Su mundo se vuelve hacia afuera, a los
amigos y a las relaciones sociales.
Por ello, es natural que pidan permisos para salir, lo que puede
volverse un dolor de cabeza para los padres debido a los niveles de inseguridad
ciudadana que hay en la actualidad. ¿Se debe impedir que salgan para
protegerlos o dejarlos libres a pesar de los riesgos?
Este es el típico dilema de los padres. Ni una cosa ni otra.
No es posible mantenerlos en casa contra su voluntad y sobreprotegerlos porque
ello no los ayudará a enfrentarse al mundo exterior pero tampoco es
recomendable darles pase libre sin tomar las precauciones necesarias.
La adolescencia es una etapa de transición hacia la adultez,
y como tal, requiere que los padres guíen a los jóvenes para que logren la
madurez e independencia necesaria progresivamente. Ello implica tener en cuenta
la edad de los hijos para ir soltándolos.
Hasta los 14 años es recomendable que cuenten con la
supervisión de un adulto para salir a lugares públicos. Esto no significa estar
pegados a ellos. Como todos, necesitan cierta libertad para relacionarse con
sus amigos. Lo ideal es que el adulto permanezca cerca pero sin interferir.
No obstante, algunos chicos de esta edad tal vez están listos
para salir solos a lugares conocidos y cercanos. Por ejemplo, se puede empezar
enviándolos a hacer algunas compras en el barrio o regresar solos del colegio e
ir evaluando como se desenvuelven afuera.
A partir de los 16, y de acuerdo al nivel de responsabilidad
y madurez del adolescente, se puede dar permisos para salir solos con amigos pero
es necesario saber a dónde van, con quién y a qué hora regresarán. Es importante
conocer a los amigos de los hijos y tener sus números de contacto para
ubicarlos si es preciso. Recuérdeles que deben avisar si se presenta cualquier
inconveniente.
Hable con sus hijos sobre los riesgos y proporcióneles pautas
para prevenir problemas. Se puede concertar con ellos algunos permisos pero no
olvide que las normas no son negociables y ellos deben comprenderlo. Los
horarios deben estar claros y podrán extenderse en la medida que los y las
adolescentes demuestren ser responsables.
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