Cada
mes de julio las casas se adornan de banderas, los niños usan escarapelas,
cantan el himno nacional, desfilan y pintan el escudo como parte de sus
actividades escolares. Los símbolos patrios son las representaciones que les
permiten aprender, de manera concreta, a identificarse con nuestro país.
No
obstante, el patriotismo va más allá de comer comida peruana o saber el himno
completo. ¿Cómo lograr inculcar el amor por el Perú en los niños y
adolescentes?
Enseñarles patriotismo a los niños es
trasmitirles el cariño y respeto por nuestro país, lo que implica asumir un compromiso
como ciudadanos que cumplen las leyes, respetan a los demás, sin hacer
diferencias de ninguna índole, y contribuyen con sus actos al bienestar común.
El patriotismo se enseña todos los días
del año y se va aprendiendo a través del ejemplo. Cada persona puede contribuir
desde su trabajo, estudios o cualquier actividad que realice, a mejorar las
condiciones de la nación para todos. La solidaridad y el altruismo son claves
en este punto.
Se enseña patriotismo a los más jóvenes
con cada acto que se realiza. Ello incluye cumplir las normas y protestar
cuando hay injusticias o actos que no benefician al desarrollo del país; por el
contrario, detienen su progreso. Esto significa, entre otras cosas, no ensuciar
las calles, pagar los impuestos puntualmente y respetar el estado de derecho.
Es decir, no corromper autoridades por ningún motivo y ser capaz de pensar en
el bienestar de la comunidad y no solo en la ganancia personal.
El patriotismo implica también un
aspecto afectivo. Es el cariño que se siente hacia el lugar donde nacimos y crecimos.
Este afecto se va desarrollando mediante el aprendizaje de la historia, la
vivencia de los valores, las costumbres y las tradiciones que uno hace propias.
También es patriotismo enseñar a los
más pequeños a cuidar del entorno, conservar los monumentos históricos y
respetar la diversidad étnica y cultural que caracteriza al Perú.
No hay que olvidar que todas las personas
y cada grupo, mayoritario o minoritario, pertenecen a nuestro país y tienen los
mismos derechos que uno mismo; y ello debe traducirse en las actitudes y
acciones que realizamos en el día a día y no quedarse, solamente, en el mural
escolar.
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