Nunca antes como ahora la
imagen ha sido tan importante en la vida de las personas. La inmensa cantidad
de fotos que aparecen todos los días en las redes sociales son expresión de
ello.
Una imagen vale más que mil
palabras dice el dicho y la apariencia parece importar más que el interior de
las personas en la actualidad. En la sociedad occidental, los patrones de
belleza son rígidos y estereotipados. Basta hojear cualquier revista, ingresar
a internet o ver la televisión para ser conscientes que hay un tipo de belleza
que se privilegia sobre las demás. La delgadez, la estilización y las facciones
perfectas (cirugías de por medio generalmente) se repiten una y otra vez en la
pantalla.
No hay espacio para la
diferencia, la originalidad o la imperfección en el mundo actual. Todos aspiran
a alcanzar los patrones ideales y ello afecta principalmente a los adolescentes
que están lidiando con cambios físicos y emocionales profundos. Se sienten
inseguros de su apariencia, temen no ser aceptados. Tener el cuerpo ideal es
sinónimo de éxito social, y en muchos casos, están dispuestos a recurrir a
cualquier sacrificio para lograrlo.
Ello es lo que explica que
gran cantidad de muchachas se sometan a dietas estrictas y se obsesionen con su
peso corporal. No todas desarrollarán desórdenes alimenticios, ello dependerá
de diversos factores genéticos, personales y familiares; pero la presión social
que ejercen los medios de comunicación puede volverse el detonante principal
para las más vulnerables.
Las páginas web que brindan
trucos para ceñirse a dietas estrictas, controlar lo que comen y purgarse,
reflejan cuán extendida y desesperada es la búsqueda por lograr la meta del
cuerpo perfecto aunque sea a costa del bienestar físico y emocional. La presión
del grupo puede influir en el ingreso a estas páginas. Si todas lo hacen, ellas
también deben hacerlo.
Tal vez se pregunte cómo es
posible que atenten contra su salud de esa manera. La respuesta puede estar relacionada
a las características del pensamiento adolescente que los lleva a centrarse en
sí mismos, vivir el momento y tener dificultades para adelantarse a las
posibles consecuencias de sus actos. Piensan que la enfermedad y la muerte es
algo que les ocurre a otros, no a ellos. Ser aceptados por sus pares y lograr
el éxito social son sus metas principales. La tarea de los padres y de la
sociedad es mostrarles la manera saludable para lograrlo.
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