Empieza un nuevo año y con
este, 365 oportunidades para cualquier proyecto que uno se trace. Es el inicio
de otro ciclo temporal que deja atrás todo lo que ocurrió, o por lo menos, eso
es lo que quisiéramos creer en menor o mayor medida. La posibilidad de un nuevo
comienzo hace sentir a las personas renovadas, brinda la sensación de que todo
es posible y que se puede empezar otra vez. Esta impresión es común a las
personas y se ha visto en todas las civilizaciones y épocas. Mircea Eliade habla
del mito del eterno retorno y señala como en cada cultura se han realizado
ritos para celebrar el nuevo año. Este coincidía antiguamente a la época de
cosechas, y aunque cada cultura tenía fechas diferentes y ceremonias
específicas, todas las civilizaciones, antes y ahora, conmemoran el inicio de
un nuevo ciclo temporal. Hay una necesidad, señala Eliade, de una regeneración
periódica del tiempo, que evoca la repetición de la cosmogonía de la creación.
En estas ceremonias se busca suspender todo lo pasado, eliminar lo negativo del
año y para ello se realizan diversos actos como investir a un chivo expiatorio
que carga con todo lo que se quiere expulsar, el que ha llegado a nuestros días
como muñeco para quemar.
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