Si bien ya acabaron las
clases, algunos padres tal vez están pensando reforzar el aprendizaje de sus
hijos en las vacaciones como hicieron durante todo el año. Es probable que los
resultados de la evaluación PISA hayan alarmado a más de uno y busquen
contratar algún profesor, especialmente para matemáticas. ¿Son útiles estas
clases?
Se supone que la enseñanza escolar
debería ser lo suficientemente buena para que los niños puedan alcanzar los
resultados esperados sin necesidad de ayuda extra. Si no es el caso, y se
necesita un profesor para que el niño o niña aprenda todo lo que no pudo
interiorizar en clase, algo no está funcionando. El colegio no tiene buenos
maestros o estos no son didácticos.
Algo que comparten los
lugares que han tenido buenos resultados en la evaluación PISA es que la
selección de los maestros es exhaustiva y estos reflejan alto compromiso y
motivación para enseñar. Si este punto se cumple, entonces debemos examinar el
proceso de aprendizaje del alumno. Cada niño tiene su propio ritmo y en los
colegios, generalmente, se avanza de acuerdo al promedio. Si la escuela no es
personalizada, es probable que algunos niños queden a la zaga y les sea difícil
remontar sin ayuda. Ello empeorará si la escuela exige aprender antes de
tiempo.
De acuerdo a Piaget recién a
los 7 años los niños acceden al período de operaciones concretas, en el que
logran pasar al pensamiento racional, iniciar el aprendizaje de operaciones
básicas, desarrollar la capacidad de clasificar y agrupar en base a diversos
criterios y establecer nociones como la conservación de número, materia, peso y
volumen. Por más que se apure a los niños, no se lograrán resultados si no han
alcanzado la madurez cognitiva necesaria.
Hay una tendencia creciente a
adelantar los aprendizajes en los colegios y se hace creer a los padres que ello
es positivo pero puede ser contraproducente y provocar que algunos niños desarrollen
aversión al aprendizaje en vez de facilitar su instrucción y motivarlos a
aprender. Es por ello que países como Finlandia tienen como criterio iniciar la
formación primaria a los 7 años.
No obstante, las clases
extracurriculares serán útiles en el momento apropiado y para reforzar puntos específicos sin sobrecargar
al niño. Si estas deben reemplazar las lecciones de la escuela, es mejor
evaluar si la enseñanza en esta es la más adecuada o si es necesaria una
terapia de aprendizaje que se centre en los procesos básicos de razonamiento
matemático.
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