Dejar a los
hijos pequeños durante unas horas para ir a trabajar o realizar otras actividades
fuera de casa puede ser difícil tanto para los padres como para los niños.
Estos suelen protestar, llorar y tratar de evitar que la madre, especialmente,
se vaya. Algunas personas optan por irse sin despedirse aunque ello puede
desconcertar y crear inseguridad en los niños. Es natural que los pequeños
eviten separarse de la persona que les brinda los principales cuidados, es una
respuesta adaptativa para la sobrevivencia de la especie. Ese temor que se
presenta entre el año y los dos años principalmente, se conoce como ansiedad de
separación, por las reacciones emocionales que se muestran ante el alejamiento
de la madre u otra persona que lo cuida. No obstante, cuando hay un buen
vínculo los niños irán entendiendo que aunque su madre se vaya algunos momentos
volverá; en esta fase, los juegos de tirar y recoger juguetes expresan el
intento de manejar la angustia de perder y recobrar algo. La seguridad se irá
construyendo paso a paso en base a la confianza. Despídase siempre aunque llore
y explíquele que volverá pronto, déjelo en un lugar conocido, con alguien con quien
se sienta seguro y déle tiempo para adaptarse a los cambios.
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