La oferta de talleres recreacionales,
educativos y terapéuticos se multiplica
cada día. Hay una infinidad de opciones para escoger de acuerdo a los gustos
intereses y necesidades de cada persona. Desde los artísticos como pintura,
música, escultura; los que desarrollan aspectos psicológicos específicos como
habilidades sociales, inteligencia emocional, autoestima; hasta los que se
enfocan en optimizar habilidades específicas como motivación, liderazgo,
comunicación efectiva, etc. Tal vez se pregunte el porqué del nombre “taller” que
hace pensar en un lugar donde se fabrican o reparan cosas y en qué consiste
esta metodología tan difundida. La palabra taller viene del francés “atelier”
que es el lugar donde se realiza un trabajo, generalmente manual, como
artesanía o pintura. Cuando se habla de
talleres en ámbitos educativos se hace referencia a un tipo de metodología
particular en la que se combina la teoría con la práctica y se aprende haciendo.
Se participa activamente y se trabaja sobre una tarea específica. El taller es
una actividad cooperativa y de aprendizaje conjunto en la que se reflexiona,
analiza y se busca soluciones adecuadas a los problemas. En el aspecto psicológico,
favorece la expresión de emociones a través de diferentes dinámicas que buscan
que la persona sea consciente de diversos aspectos por una vía más
vivencial.
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