La maternidad
cambia todo en la vida de las mujeres. De pronto un nuevo ser ocupa todo tiempo
y pensamiento de la flamante madre.
Entre la contemplación del retoño, la preocupación por hacer todo
correctamente (darle de mamar, cambiarle los pañales, bañarlo, estimularlo,
etc.) no queda tiempo para nada más, ni siquiera para dormir.
Felizmente al
pasar los días los horarios se van organizando, los ritmos de madre y bebé se
sincronizan a medida que la madre va conociendo a su bebé, y adquiriendo
seguridad en sí misma y su capacidad de cuidado.
Luego de dos
o tres meses un tanto difíciles, y cuando parece haberse logrado un nuevo
equilibrio en casa, aparece un nuevo cambio: se acaba el permiso de maternidad
y hay que regresar al trabajo.
La vuelta al
mundo laboral luego de la maternidad plantea un nuevo reto para la madre pero
no es una tarea imposible. En la actualidad un gran porcentaje de mujeres que
tienen hijos trabaja, muchas de ellas por necesidad económica pero también hay
una buena porción de mujeres que quieren seguir desarrollando su línea de
carrera. Ambas opciones son igualmente válidas, aunque la sociedad siga
insistiendo en una imagen de madre bastante alejada de la realidad.
La maternidad
y el trabajo no tienen por qué ser incompatibles. Si bien ser madre y
trabajadora es una tarea complicada, esta doble labor es vivida de manera
diferente por cada mujer. La forma de experimentar y enfrentar esta nueva
situación dependerá de si la madre tiene un trabajo a tiempo completo, a medio
tiempo o trabaja de manera independiente. Además de ello, algunas mujeres
pueden sentirse agobiadas por la idea de tener que dejar a su bebé para irse a
trabajar mientras otras pueden estar ansiosas por regresar a su trabajo porque
temen perder el puesto, quieren volver a su rutina laboral o quieren escapar unos
momentos de la ruleta eterna: comida, chanchito, cambio de pañal.
Si bien hay
diversos motivos, hay un aspecto común en todos los casos: el sentimiento de
culpa que experimentan las mujeres. Ya sea por dejar a su bebé para trabajar o
por dejar el trabajo y su carrera de lado por encajar en el papel de “buena
madre” que dicta la sociedad.
Es necesario
decidir sin culpas lo que se quiere hacer realmente, ya sea regresar o no al
trabajo y cuándo o cómo hacerlo. Por supuesto se deben tomar en cuenta los pros
y contras de todas las opciones y barajar las posibilidades que se tengan a
mano. Finalmente, lo importante es que la madre se sienta plena y satisfecha
con su decisión, porque ello favorecerá que esté más contenta y le dé lo mejor
de sí misma a su bebé en los momentos que pase con este.
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