Aún en la actualidad que hay un porcentaje creciente
de personas que deciden no casarse, y algunas otras optan por no traer hijos al
mundo, la sociedad sigue apostando por la familia nuclear con hijos como la
norma a la que todas las personas, más temprano o más tarde, deben alinearse.
Es por ello que cuando una pareja se establece, se
espera como parte de un proceso natural, que “agranden la familia”; y cuando se
presentan dificultades para lograr un embarazo ello sea fuente de tensión y
malestar para ambos cónyuges. Por supuesto, cada pareja enfrentará la noticia
de manera particular en función de cuán importante es ello en su plan de vida.
Mientras mayor sea el deseo de tener un hijo, más elevado puede ser el nivel de
estrés que sienta la pareja frente a la infertilidad.
Algunas reacciones comunes son experimentar un
shock inicial y negar el problema. Es probable que busquen diferentes opiniones
antes de aceptarlo y se sientan culpables por lo que están viviendo y responsables
por la dificultad o alberguen resentimientos contra la pareja que no puede
engendrar.
Estudios psicológicos con parejas que estaban
realizando un tratamiento para lograr un embarazo han descrito la presencia, en
uno o en ambos, de algunas características psicológicas negativas como baja
autoestima, pobre imagen y confianza en sí mismos y sensación de sentirse
incompletos o con algún defecto. Además se ha encontrado estado de ánimo
deprimido, ansiedad y miedo. La relación de pareja y la vida sexual también suele
verse afectada en varios casos. Sin embargo, estas reacciones no se darán en
todos los casos ni con la misma intensidad.
No se puede generalizar estos resultados a todas
las parejas que tengan dificultades de fertilidad, pero sí hay un subgrupo que
puede presentarlas y ello está relacionado con diversos factores de riesgo como
dificultades psicológicas pre existentes, el género (las mujeres suelen estar
más presionadas socialmente), dificultades previas en la relación de pareja y
efectos secundarios del tratamiento médico para la infertilidad. En estos casos
es necesario contar con apoyo psicológico. Será decisiva la actitud positiva de
la pareja para afrontar el diagnóstico y tratamiento. La comunicación entre
ambos, el soporte mutuo y la voluntad de disfrutar la vida en pareja, sea cual
sea el resultado del tratamiento, serán puntos vitales para sobrellevar adecuadamente
este proceso.
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