Los juegos de azar han
existido desde la antigüedad y, probablemente, en todas las épocas hubo
personas que apostaron compulsivamente. No obstante, el juego patológico o
ludopatía se reconoce como trastorno recién en 1980 en la tercera edición del
Manual de Diagnóstico Psiquiátrico de la Asociación Psiquiátrica Americana
(APA).
La ludopatía se define como un
trastorno de control de impulsos. La persona no resiste la tentación de jugar.
Esta conducta es reiterativa y va en aumento a pesar de las pérdidas económicas
hasta afectar de manera significativa el funcionamiento en todos los aspectos:
personal, familiar, económico, laboral y social.
La búsqueda de ayuda se
retrasa pues la persona cree que tiene el control sobre el juego cuando realmente
es esclavo del mismo. Este pasa de ser ocasional a convertirse en el eje de la
vida de la persona. El jugador patológico atraviesa diferentes fases: ganancia,
pérdida, desesperación y desesperanza. Las apuestas aumentan, se endeudan cada
vez más y a pesar de las pérdidas, no pueden dejar de jugar.
En ese sentido, los síntomas
del juego patológico son similares a los definidos para el abuso de drogas, la
persona no puede refrenar la conducta y sufre de síndrome de abstinencia cuando
no juega, por eso la ludopatía es considerada una adicción sin sustancia, ya
que hay una dependencia hacia una actividad y no a una droga. El juego también provee
fascinación y placer momentáneo pero luego se cae en un estado de angustia que
lleva a volver a jugar y hundirse cada vez más.
El juego compulsivo como cualquier otra adicción pone en riesgo a la
persona porque trae diversas dificultades en su vida.
Si bien no se describe un
perfil de personalidad específico entre los jugadores patológicos se han
descrito algunas patologías psiquiátricas asociadas a este problema como cuadros
de depresión, ansiedad y abuso de sustancias. Es común que la persona busque
ayuda por estos problemas y no mencione su hábito de jugar. También pueden
aparecer o agravarse síntomas depresivos o de ansiedad como consecuencia del
progreso de la ludopatía junto con otros problemas como quiebra financiera,
divorcio, perdida del trabajo e incluso intento de suicidio.
El tratamiento consiste en
lograr la abstinencia de la conducta de juego y la aceptación del problema es
el primer paso para la recuperación. El uso de fármacos y psicoterapia es
recomendable para brindar apoyo al paciente y evitar las recaídas.
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