En el mundo de las redes
sociales se comparte todo tipo de información. Algunas personas son más cautas
que otras pero todos los que participan activamente de estos espacios disfrutan
de interactuar y compartir emociones, eventos, cambios personales, relacionales
o laborales. Todo tipo de información puede ser expuesta, ya sea buena o mala;
aunque por supuesto, la mayoría prefiere expresar solo las cosas positivas y
mantener las malas noticias dentro de las cuatro paredes donde se encuentre.
Todo esto es perfectamente natural y comprensible pero ¿hace falta postear cada
salida a un lugar de moda, cada viaje a una playa paradisiaca y cada entrada al
concierto de rock de turno? Algunas publicaciones parecen tener un mensaje
“saca pica” implícito. Son un “lero, lero” mediático que ha reemplazado al “tú
no tienes y yo sí” del recreo de primaria al mostrar el juguete nuevo. Por
supuesto, esta no es la intención de las personas, por lo menos no
conscientemente, pero tal vez esa es la lectura que pueden provocar en algunas
personas que leen sus publicaciones. Un estudio reciente señala que un tercio
de los que están en las redes sociales pueden mostrar emociones negativas como
envidia, frustración y comparación constante al ver la variada actividad de sus
contactos. Algo para pensar, ¿no?
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