Es común que se presenten
problemas entre familiares o personas cercanas en algún momento de la convivencia
o relación. Si bien hay una infinidad de motivos que pueden acarrear
dificultades, en la mayoría de los casos las diferencias surgen por problemas
de comunicación entre ambas partes.
Las dificultades de
comunicación son la causa más común de los conflictos que pueden aparecer en
las relaciones interpersonales y son la base de la mayor parte de problemas en
general.
La comunicación siempre debe
ser clara y directa. Para ello es necesario asegurarnos que la otra persona
está entendiendo el mensaje de lo que queremos decir sin ninguna interferencia.
Esto no es fácil porque siempre se presentan algunas barreras en la
comunicación y es por eso que se debe hacer lo posible por disminuirlas a
través de una escucha activa y atenta, parafraseando lo que la otra persona nos
dice para confirmar que se entendió el mensaje.
Cuando se presenta un impase
entre dos personas siempre será mejor hablar de ello sin esconder detalles
importantes. Hablar de cualquier problema frente a frente facilita que se
arregle un malentendido y que la relación pueda mantenerse sólida. Por supuesto
se debe manejar el lenguaje verbal y no verbal, de manera adecuada. Esto es,
dirigirse siempre asertivamente. Hablar con firmeza pero sin agredir a la otra
persona.
Por otro lado, mentir es la
manera más rápida de complicar cualquier problema. Tarde o temprano la persona
termina enredándose en sus propios cuentos. Tampoco es una buena opción no
hablar cuando es necesario aclarar un malentendido. Cuando algo no se dice, y
la otra persona se entera por terceros de la opinión o la acción de alguien, el
dolor será mayor y puede ser tomado como una traición por la parte afectada. Los
problemas no se resuelven solos y no hablar de ellos solo prolonga el malentendido,
e incluso puede aumentarlo.
Cuando ya hay un conflicto
activo el silencio puede favorecer que se creen ideas erróneas e
interpretaciones basadas en suposiciones y no en hechos concretos. Cuando hay
un clima de tensión es necesario explicitarlo e iniciar el diálogo.
Una relación interpersonal
estable y saludable requiere de respeto, consideración y confianza. Esto se logra poco a poco, día a
día, gracias a una comunicación efectiva entre las partes. Los problemas
siempre se presentarán pero si se resuelven con entereza y prontitud, el
vínculo se fortalecerá.
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