El viaje de promoción es una experiencia inolvidable para todos. Esos
días compartidos con los amigos forman parte de una de las actividades
tradicionales que despiden la vida escolar y cierran una etapa importante en la
vida: un período lleno de recuerdos y vivencias en el aula.
Por ello, es natural que los y las estudiantes esperen con emoción pasar
unos días fuera de Lima con sus compañeros y sin la supervisión cercana de los
padres; especialmente si no han tenido la oportunidad de salir a acampar como
parte de las actividades escolares regulares. Aún son pocos los colegios que
incluyen viajes anuales en su programación académica.
Es esperable también quieran aprovechar al máximo esos días de
“libertad”. Se debe tomar en cuenta que esa edad está caracterizada por la
búsqueda de aventuras, emociones nuevas y, también en muchos casos, por romper
algunas reglas. Esto lo saben los adultos y por ello es preciso tomar las
precauciones necesarias. Ello no quiere decir prohibir cualquier iniciativa de
los jóvenes porque lo único que se logrará es que encuentren la manera de hacer
lo que desean a escondidas. Es imprescindible poner los límites adecuados sin
censurar demasiado los ímpetus adolescentes pero siendo firmes en algunas
pautas para evitar cualquier riesgo innecesario.
El colegio debe tomar en cuenta todas las previsiones para garantizar a
los padres la seguridad de sus hijos. Se debe dar a conocer el itinerario, los
lugares de alojamiento y visitas, así como presentar a las personas que
acompañarán a los jóvenes durante todo el trayecto. Es una gran responsabilidad
viajar con menores de edad, por lo que las personas encargadas deben estar
preparadas para manejar cualquier situación inesperada que pueda presentarse
con los adolescentes durante el trayecto.
Por supuesto, es comprensible que los padres se sientan nerviosos, especialmente
si es la primera vez que sus hijos viajan sin la familia; pero no es
recomendable que acompañen a sus hijos en el viaje. Deben entender que ese es
un momento importante para ellos y que se sentirán cohibidos con la presencia
de los padres. Se trata de un hito importante que deben transitar, un paso
hacia la independencia y autonomía.
Es un voto de confianza de ambos lados también. Es la oportunidad de
mostrar a los hijos que confían en ellos. Para los hijos, por otro lado, es la ocasión
de demostrar a sus padres que están madurando y que son capaces de actuar
responsablemente.
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