Todas las personas que
trabajan saben lo importante que es equilibrar las horas dedicadas a la familia
y las destinadas a lo laboral pero esto no siempre es sencillo. Teóricamente
tendríamos que dividir nuestro día en tres partes iguales: una para trabajar,
otra para dedicar a la familia y los asuntos personales y una tercera para
descansar. Sin embargo, algunas personas se ven obligadas a trabajar doce horas
diarias, tienen dos trabajos o son de las que viven para trabajar; lo que les
deja poco tiempo para disfrutar de momentos de ocio e intercambio con sus seres
queridos.
Si añadimos a lo anterior las
horas que pierde una persona en el trayecto de ida y vuelta de su trabajo, la
jornada laboral puede ocupar más de la mitad del día. Unido a ello el cansancio
al final del día puede dejar poco ánimo para disfrutar de los suyos. Esto puede
llenar de culpa a muchos padres y madres que tienen a sus pequeños esperándolos
ansiosos para pasar unos momentos con ellos.
Por otro lado, las personas que
realizan su trabajo desde casa tienen algunas ventajas: no desperdician tiempo
en movilizarse y pueden organizar sus propios horarios. Además, pueden pasar
más tiempo con los hijos pequeños, recogerlos del colegio, supervisarlos en las
tareas y tomar un descanso, de cuando en cuando, para jugar o ver una serie de
televisión con ellos.
Sin embargo, también hay una
serie de desventajas en esta modalidad. Trabajar en casa requiere ser más
organizado para no desperdiciar el tiempo con diferentes distractores como el
teléfono, el internet, la televisión, la preparación de múltiples aperitivos, y
sobre todo, las visitas sorpresa. Siempre hay personas que creen que trabajar
en casa significa tener tiempo ilimitado para conversar. Además de ello, se
debe desarrollar una concentración altísima, casi del nivel de un monje
budista, para realizar las tareas laborales mientras los niños revolotean
alrededor, piden y preguntan de todo. Si es su caso, tal vez le conviene más
trabajar en la mañana cuando los niños están en la escuela o en las noches
cuando todos los miembros de la casa duermen; y pasar las horas de la tarde
disfrutando de la familia.
Sea cual sea su caso, la
clave es no excederse en las actividades laborales. Es importante implementar
un horario y respetarlo. No lleve tareas pendientes a casa. Trate de utilizar
su jornada laboral lo más eficientemente posible para tener el tiempo
suficiente para compartir con los suyos. No importa si son solo dos horas las
que puede dedicarle a su familia, lo importante es que sean ciento veinte
minutos de calidad, en los que esté totalmente disponible para ellos.
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