El bullying se refiere a las conductas de
acoso que se producen repetidamente hacia una misma persona y generalmente se
dan en el contexto escolar. La violencia puede ser verbal, física, o ambas, y
se realiza con una clara intención de molestar y humillar a la víctima. Muchas
veces el hostigamiento ocurre por vía virtual: se utilizan mensajes de texto,
redes sociales o correos electrónicos. Esto puede velar la gravedad del
problema, ya que el acoso sucede generalmente en espacios en los que los
adultos no están presentes. Por ello debe estar alerta a cualquier señal de
riesgo.
Si detecta que su
hijo está siendo víctima de bullying debe buscar la mejor manera de enfrentar
el problema, ya que se trata de una situación delicada. Los niños generalmente
no quieren hablar con los adultos porque temen que el acoso empeore. Por ello,
es necesario tener cuidado de no agravar el problema con las actitudes y
acciones que se tomen apresuradamente. No haga ningún escándalo en el colegio o
con los padres del otro niño pero tampoco se mantenga al margen sin hacer nada.
La dificultad no se resolverá sola y es posible que empeore. Por ello hay que
buscar una forma reflexiva y racional de solucionar el problema.
En primer lugar es
necesario hablar con su hijo o hija del asunto. Muéstrele su apoyo, bríndele
soporte emocional y dígale que puede confiar en contarle lo que sea que usted
estará ahí para ayudarlo y que encontrarán juntos una solución.
No lo presione o
amenace, gane su confianza. Se debe mantener la calma y averiguar
detalladamente lo que sucede. Pídale que explique todo lo que ha ocurrido y
cómo ha reaccionado ante el acoso hasta el momento. Por más grave que sea la
situación deje claro que responder con violencia o buscar venganza, solo hará
que el problema continúe. Enséñele comportamientos asertivos para acabar con el
hostigamiento. Se debe reforzar la autoestima y las habilidades sociales del
niño. Una terapia de apoyo emocional ayudará al niño a sobreponerse y enfrentar
la situación.
Paralelamente es
recomendable hablar con el colegio. Pedirles que investiguen y tomen las
acciones correctivas correspondientes. El colegio debe citar a los padres del
niño agresor y recomendar un tratamiento psicológico para este. Pregunte qué
hará el colegio para prevenir nuevos casos y mantenga una comunicación
constante con los profesores.
No olvide que es
importante manejar el tema con mucho tacto para reparar el daño emocional y fomentar
la reconstrucción de las buenas relaciones interpersonales de todos los niños
implicados. No hay que olvidar que en ambos lados se requiere de ayuda
psicológica.
mas que mandar a nuestros hijos al colegio lo primero como padres nos deberíamos preocupar de que si estos realmente son felices ya que de nada nos valdrá el esfuerzo de querer que sean unos genios si estos mismos no son felices y capaces de valerse por si mismos.
ResponderEliminarver a un hijo triste es muy feo prefiero que sea feliz y útil para la sociedad.
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