Se suele criticar que Halloween es una celebración comercial y
extranjera que no se debería copiar aquí y que lo que se debe celebrar es el
Día de la Canción Criolla como buenos peruanos; y probablemente sea lo más
adecuado. Pero no hay duda que para los niños resulta más atractivo llenar
bolsas de dulces y disfrazarse.
El carácter tenebroso
también atrae a muchos niños y adultos que disfrutan de las películas de terror
y los cuentos de fantasmas, aunque ello puede asustar a otros, especialmente a
los más pequeños. En otros países como México, hay una celebración especial
para el día de los muertos. Aquí la celebración no está tan extendida y se
mantiene casi exclusivamente en la sierra.
Por supuesto, celebrar
Halloween no implica que se deje de promover la música peruana o que se eduque
a los niños para apreciarla. Seguramente, alguna vez, ustedes también se han
disfrazado y han salido a pedir dulces en Halloween cuando eran niños y luego
han celebrado la música criolla cuando crecieron.
Es importante que se les
brinde a los niños la posibilidad de festejar lo nuestro pero sin prohibir
otras opciones. Si sus amigos organizan una fiesta de disfraces o una salida
por el barrio a recolectar caramelos, impedirle a sus hijos ir, solo les traerá
malestar y probablemente sientan que son los únicos que no participan ni
encajan en el grupo en ese momento.
Felizmente hay otros
contextos en los que es posible promover la música peruana. Es probable que en
las familias y los colegios (por lo menos algunos) se realicen eventos para
conmemorar el Día de la Canción Criolla. Esa es la mejor manera de impulsar
nuestras costumbres y aprender de nuestro legado cultural.
No obstante, otras escuelas
solo celebran Halloween u optan por hacer una mezcla que refleja una suerte de
sincretismo cultural. Ello no tiene nada de extraño; la misma celebración de
Halloween, que tiene sus orígenes hace más de dos mil años ha ido incorporando
elementos diversos y superponiéndose a diferentes celebraciones.
Lo más recomendable es
darles a los niños la información sobre una y otra celebración, contarles el
origen de ambas y la tradición envuelta en cada una. De esta manera aprenderán
más de ambas celebraciones.
Al final, lo importante es
ayudarlos a formar un pensamiento crítico para que ellos decidan con libertad
en esta disyuntiva como en cualquier otra situación más trascendental de sus
vidas.
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