Las campañas de difusión
contra la comida chatarra son importantísimas para la salud de los niños y
adolescentes. Estas se centran en la promoción de loncheras saludables, a
partir de la sensibilización a estudiantes, maestros y encargados de los kioscos
escolares. Definitivamente todas las acciones para fomentar una nutrición
saludable son beneficiosas. Sin embargo, para que los resultados sean óptimos,
las actividades deben incluir también a los padres de familia.
Los padres son los
principales actores en la crianza de los niños. No solo les enseñan a dar y
recibir afecto, socializar, seguir las normas y conducirse de manera adecuada
en la vida; también les enseñan hábitos alimenticios y les brindan el ejemplo a
la hora de escoger un bocadillo. Cada familia tiene costumbres particulares en
cuanto a la comida y estos hábitos se establecen desde la infancia.
Si se busca mejorar la
calidad nutricional de las loncheras escolares es necesario trabajar con los
padres para ayudarlos a cambiar los hábitos alimenticios familiares que sean
perjudiciales. Son los padres los que preparan las loncheras de sus hijos desde
pequeños y no siempre tienen la información adecuada o el tiempo disponible
para ello.
Todos los padres coincidirán
en que lo único que quieren hacer al llegar a casa después de un largo día de
trabajo es comer alguna cosa y descansar. Pensar en alternativas variadas y
saludables para la lonchera del día siguiente, puede resultar pesado a menos
que tengamos alguien que se encargue específicamente de eso. Generalmente se
opta por productos envasados y bocadillos azucarados que además son más
aceptados por los niños. La preocupación porque coman algo durante las largas
horas que pasan en el colegio, puede llevarlos a escoger alternativas poco
adecuadas. Y siendo sinceros, incluso los padres optan por bocadillos rápidos cuando
tienen unos minutos libres en el trabajo.
Lamentablemente la comida
chatarra puede resultar más apetitosa que la natural, especialmente si se está
acostumbrado a consumirla. Por ello es importante que se habitúe a los niños
desde pequeños a opciones más saludables. Cada vez que coma verduras y frutas
sus hijos seguramente seguirán su ejemplo. Si en su casa se come siempre
saludable, los niños estarán acostumbrados a alimentarse bien y tendrá más
probabilidades de que acepten menús saludables en la lonchera. Es un trabajo
extra y constante pero vale la pena a largo plazo.
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