martes, 20 de abril de 2010

Breve explicación de las fantasías amorosas femeninas


Si alguna vez se han sentado a compartir con amigas sus desventuras amorosas, seguramente han pensado: ¿por qué siempre pasamos por lo mismo?, ¿por qué ellos siempre actúan así? y, sobre todo, ¿por qué seguimos nosotras actuando así…?
Creo que la mayoría de nuestras conductas sociales están influidas por la cultura en la que vivimos. Desde que nacemos se nos brindan modelos de cómo debemos y no debemos comportarnos, y ello configura ciertos patrones de relacionamiento en general y con el sexo opuesto en particular. Por supuesto, el vínculo con nuestro mismo sexo, ya sea amical, familiar o amoroso no está exento de complicaciones, pero nos ocuparemos de ello en otro momento.
Quiero centrarme en ciertas fantasías que se encuentran grabadas en nuestra psiquis y que nos llevan a repetir ciertos patrones en nuestras relaciones amorosas. Estas fantasías pueden ser diversas, ya que se engarzan con las particulares experiencias de cada persona, pero hay algunos aspectos que son compartidos en mayor o menor medida por todas las mujeres occidentales, ya que hemos sido influidas por los mismos estereotipos de amor romántico. Ello no implica, sin embargo, que sigamos dichas fantasías sin hacer un análisis crítico, podemos incluso renegar de éstas, pero cuando menos lo pensamos estamos en medio de la situación que habíamos criticado antes en otra persona.
Por ello, a modo de manual que nos permita recordar la influencia cultural a la que estamos permanentemente expuestas, describiremos una serie de situaciones cotidianas en las que podemos caer cuando estamos en una relación amorosa:

1. Voy a esperar que él de el primer paso… La Bella Durmiente, Blanca Nieves.
Aunque esta situación está cambiando en las generaciones actuales, aún encontramos muchas mujeres que creen que deben esperar en estado casi vegetal que llegue el príncipe que las despierte. Incluso he escuchado decir que las mujeres no sienten nada si el hombre no las toca ¿¿??!!!! Chicas: si este es su caso, déjenme decirles que el príncipe debe estar afanando a alguna chica con más vitalidad, así que no esperen dormidas a su “príncipe”.

2. Quiero a alguien que me trate como a una princesa… Cenicienta y todo su clan de amigas…
Todas queremos que nos traten como princesas. Empezamos con nuestros padres y asumimos que los demás hombres lo harán igual y pronto nos estrellamos con una o varias paredes… ouchhh.
Déjenme decirles que si están en este grupo, es mejor que tomen en cuenta que nadie las tratará como las princesas que ustedes conocen, salvo ustedes mismas. Así que engríanse cada vez que puedan y no permitan que otros las traten como no les gusta.
 
3. El es el único que me puede hacer feliz… ¿príncipe azul dónde estás…?
Los cuentos de hadas nos han vendido la idea de que cada persona tiene solo un alma gemela y que sólo con ésta podemos alcanzar la felicidad. Por favor chicas: diversifiquemos los colores… verde, amarillo, púrpura… hay muchos colores de “príncipes” entre los que se puede escoger… si es que se pueden identificar como príncipes, claro está.
 
4. ¿Esperando sentadas el zapatito –aro?
Muchas veces esperamos como pináculo de una relación la llegada del príncipe con el zapatito de cristal que solo nos calce a nosotras y a nadie más. Esto se presenta como una suerte de reconocimiento, ya que además tiene el plus de que podemos sacarles la lengua a nuestras hermanastras y presumir con ellas ¿¿¿??? Me pregunto por qué nos enseñan desde pequeñas que debemos competir con nuestras hermanas, primas, amigas… En todo caso debemos tomar en cuenta que los amores acaban y las amistades no. Así que empecemos a ordenar prioridades ¿no?

5. Yo lo voy a cambiar… La princesa y el sapo
¿Cuántas veces hemos escuchado la firme creencia de alguna mujer respecto a que su amor obrará milagros… Es cierto, el amor es ciego… pero busquemos rápido gotas, cirugía láser o algún tratamiento eficaz porque esos cambios milagrosos solo ocurre en los cuentos de hadas; e incluso en la última versión animada de La princesa y el sapo, ya se cambió la historia creo que porque saben que la generación actual ya no se traga la historia, diría yo…
 
Así que cada vez que nos encontremos en una situación en la que estemos en peligro de comportarnos inconscientemente como nuestra princesa clásica preferida pensemos que es una historia muy linda… pero solo ocurre en los cuento. En todo caso, pensemos en alguna princesa de la nueva generación como Fiona que puede defenderse sola, optar por lo que le gusta sin estar atada a patrones estéticos rígidos y es independiente.