martes, 29 de octubre de 2013

Octubre

Las tradiciones familiares no se rompen fácilmente excepto cuando es indispensable hacerlo porque todo tu ser lo pide a gritos y es necesario para tu bienestar emocional. En dichos casos, no importa qué tan joven seas. Eso comprendí un día de octubre. Hasta ese momento había ido a Acho sin quejarme y con una serena indiferencia. Me la pasaba entretenida jugando en las gradas y cuando mostraba signos de aburrimiento me atiborraban de chocolates, queques y otras golosinas que devoraba con deleite; hasta aquel día en que atendí al espectáculo, esa degradante y cruel función. La sangre chorreaba por ambos lados del lomo del pobre animal y unas varillas incrustadas lo hacían retorcerse de dolor. Su aspecto denotaba cansancio, sufrimiento; y no pude evitar imaginar lo que podría sentir el solitario toro en medio de la plaza. El dulce de turno permanecía en mis manos a medio acabar pero solo una sensación displacentera persistía y quedó marcada en mi memoria. Han pasado más de treinta años y aún puedo evocar con claridad y tristeza ese día, el último que asistí a una corrida de toros.

jueves, 24 de octubre de 2013

Problemas para despegar

En EEUU y los países europeos es común que los jóvenes salgan de casa apenas cumplen la mayoría de edad para vivir solos. Quedarse con los padres tiende a ser motivo de burla, como ocurre en una comedia en la que los padres contratan a una novia para que su hijo deje la casa.
En el Perú, por el contrario, se estila que los hijos e hijas continúen viviendo con sus padres hasta que forman una nueva familia. E incluso en esos casos, algunas veces traen a su pareja a vivir a la casa familiar.
Es cierto que las dificultades económicas y la falta de oportunidades laborales no dejaban otra alternativa a los jóvenes durante muchos años. Sin embargo, esta conducta particular va más allá de un problema de presupuesto. Hoy existen más oportunidades para trabajar en diferentes rubros que en las décadas pasadas y la costumbre de vivir con los padres continúa arraigada.
Tampoco se puede atribuir el hecho a inmadurez o falta de autonomía solamente, aunque en varios casos podría tratarse de cierto temor a crecer y hacerse cargo de sí mismos. Es más sencillo estar bajo la protección de los padres, y que ellos mantengan las responsabilidades domésticas, aunque ello pueda significar tener menos independencia y privacidad en la vida cotidiana.
Evidentemente no hay un solo factor causal, cada caso es particular. No obstante, un aspecto que también hay que tomar en cuenta es el factor social. La cultura patriarcal pone su cuota en esta costumbre de no dejar la casa familiar. Si bien han cambiado algunos estereotipos y hay mayor libertad para hombres y mujeres; aún permanecen en el chip colectivo algunas ideas machistas como que las mujeres deben salir de la tutela paterna para pasar a la tutela del esposo. Una mujer que se anima a vivir sola es mirada con sospecha e incluso mal vista en algunos sectores.
Por otro lado, los hombres que han sido criados para ser atendidos, no se animan a dejar los mimos de la madre, quien lava, plancha y cocina, para hacerlo todo él mismo. Prefieren esperar hasta encontrar una mujer que la reemplace y se encargue de él en lo doméstico.

Ambos sexos están reforzados por el entorno y generalmente son los mismos padres los que se preocupan por quién se va a encargar de sus hijos o hijas cuando vivan solos. Felizmente también hay otros discursos y patrones de crianza que reman hacia otra dirección porque independizarse económica y emocionalmente de los padres indudablemente permite un gran crecimiento personal a todos y todas.

Dulce adicción

Una melodía pegajosa y repetitiva, los ojos fijos en la pantalla repleta de caramelos multicolores, la atención enfocada en eliminar gelatinas y uno solo puede pensar: ¿en qué mala hora me metí a jugar esto? Si usted también ha sido atrapado por Candy Crush, pasa todos sus momentos libres alineando dulces y cuando deja de jugar intercambia caramelos en la mente, probablemente se preguntará ¿qué hace a este juego tan adictivo? Básicamente se trata del mismo proceso que provoca jugar en el casino, en los videojuegos u otros similares. La gratificación inmediata que produce ganar y pasar de nivel busca ser repetida constantemente. El refuerzo (ganar la partida), que se da en un intervalo variable (no sabemos cuándo vamos a lograrlo) mantiene a la persona tratando una y otra vez hasta conseguir el éxito. Además se ha señalado que esta urgencia por resolver el juego está relacionada a un fenómeno llamado “Efecto Zeigarnik” que genera tareas incompletas que necesitan solucionarse. Otros aspectos influyen también en el mantenimiento de la conducta de jugar como la obligación de esperar cuando se acaban las “vidas” (lo que suscita una suerte de síndrome de abstinencia) y la competencia permanente con los amigos; sin dejar de lado la música que casi hipnotiza. Todo un reto mantenerse alejado.

lunes, 21 de octubre de 2013

¿Es beneficioso o perjudicial repetir el año?

Se inicia el último bimestre del año académico y para muchos estudiantes la suerte está echada. Si su rendimiento escolar ha sido deficiente, lo más probable es que ellos, y sus padres, estén preocupados por la posibilidad de perder el año.
En la mayoría de colegios la repitencia escolar es un tema común y usualmente se considera responsabilidad exclusiva del alumno. Es el estudiante el que debe dar la talla y rendir igual que el resto. Sin embargo, estudios pedagógicos señalan que cada niño aprende a su ritmo y de manera diferente. Por lo tanto, lo ideal es acompañarlos en su proceso de aprendizaje particular sin presionarlos para que logren su máximo potencial. Lamentablemente el sistema educativo actual, que generalmente es masivo, no permite el seguimiento cercano de cada alumno. Los que se quedan atrás deben volver a estudiar todo el programa una vez más.
¿Es esto beneficioso o perjudicial? Se puede alegar que si el alumno no ha aprendido los contenidos necesarios que le corresponden, lo recomendable es que haga otro intento. No obstante, si las condiciones son las mismas, es probable que el fracaso se dé una vez más. Por ello, es necesario examinar cuáles son las dificultades y en qué áreas se expresan para intervenir oportunamente y lograr un cambio real.
Lo ideal, por supuesto, es prevenir la repitencia y actuar desde los primeros meses del año. Si el colegio no brinda una atención especializada entonces será recomendable buscar un especialista que programe un trabajo focalizado para llenar los vacíos académicos y mejorar el aprendizaje del niño.
Es importante tomar en cuenta que la repitencia puede traer más dificultades al alumno si no se le brinda el soporte educativo y emocional necesario. Pueden manifestar problemas de comportamiento, baja autoestima, desadaptación socio-emocional con sus compañeros (tendrá que integrarse a un nuevo grupo además de concentrarse en su desempeño académico). Todo ello puede afectar sus logros, justamente en las áreas que debe reforzar.

Por ello, lo más recomendable es hacer un balance de pros y contras. Si por ejemplo, el alumno es menor que el resto de sus compañeros o su nivel madurativo no permite que afronte los retos del año, estará en desventaja con el grupo y ello lo puede llevar a fracasar en algunas áreas. En estos casos, será mejor colocarlo en el nivel que le corresponde lo más temprano posible.

Interacciones virtuales

Uno de los aspectos más característicos de la sociedad actual es el uso masivo de la tecnología y los medios virtuales. Estos pueden facilitar el trabajo y las actividades de la vida diaria pero también han cambiado la manera de interactuar de las personas, especialmente de los más jóvenes quienes han crecido en la era de internet.
Las redes sociales se han vuelto el escenario en el que se encuentra gente, se forman parejas y hasta se terminan relaciones. Cuando conocen a alguien en una fiesta, los jóvenes se añaden a diversas redes sociales inmediatamente y quedan en “encontrarse” en el chat para conversar. El espacio virtual es ahora el “nuevo barrio”.
Más allá de juzgar esta modalidad (a los adultos que no están inmersos en este mundo les cuesta entender esta nueva dinámica);  sería provechoso intentar entender por qué las redes sociales han ganado tanto espacio entre los adolescentes. Por supuesto, es un fenómeno complejo que no responde a un solo factor causal pero aquí algunas hipótesis.
Para muchas personas es más sencillo relacionarse a través de una pantalla, especialmente al inicio de una relación. Las señales no verbales que usualmente te delatan en las primeras citas están cubiertas. No quedan expuestos los nervios, la timidez, el rubor en el rostro. Ello permite, además, que algunos se animen a hablar más de ellos mismos.
El mundo virtual plantea una paradoja, uno se siente lejos, y a la vez, cerca del otro. Esto facilita la aproximación en cierta medida pero puede conllevar riesgos también porque los límites se vuelven difusos en esta nueva realidad compartida (virtual); lo que lleva a mostrar, en ocasiones, más de lo que se quisiera amparados en la “distancia” geográfica y a la vez, animados por la “cercanía” emocional que se experimenta en ese espacio.

Además la inmediatez que permite una interacción constante satisface la necesidad de estar “conectado” con otros permanentemente y no deja sentir la falta, aunque ello puede resultar más perjudicial. Es saludable mantener cierta distancia que preserve la individualidad. Se debe aprender, también, a estar solo con uno mismo. Además es imprescindible consolidar los vínculos en la realidad. Es allí donde es posible corroborar la atracción mutua, las intenciones reales del otro y la profundidad de la relación. Felizmente la mayoría de personas son capaces de utilizar conscientemente los medios virtuales y construir una intimidad física y emocional adecuada en el mundo real.

¿Halloween o canción criolla?

Se suele criticar  que Halloween es una celebración comercial y extranjera que no se debería copiar aquí y que lo que se debe celebrar es el Día de la Canción Criolla como buenos peruanos; y probablemente sea lo más adecuado. Pero no hay duda que para los niños resulta más atractivo llenar bolsas de dulces y disfrazarse.
El carácter tenebroso también atrae a muchos niños y adultos que disfrutan de las películas de terror y los cuentos de fantasmas, aunque ello puede asustar a otros, especialmente a los más pequeños. En otros países como México, hay una celebración especial para el día de los muertos. Aquí la celebración no está tan extendida y se mantiene casi exclusivamente en la sierra.

Por supuesto, celebrar Halloween no implica que se deje de promover la música peruana o que se eduque a los niños para apreciarla. Seguramente, alguna vez, ustedes también se han disfrazado y han salido a pedir dulces en Halloween cuando eran niños y luego han celebrado la música criolla cuando crecieron.
Es importante que se les brinde a los niños la posibilidad de festejar lo nuestro pero sin prohibir otras opciones. Si sus amigos organizan una fiesta de disfraces o una salida por el barrio a recolectar caramelos, impedirle a sus hijos ir, solo les traerá malestar y probablemente sientan que son los únicos que no participan ni encajan en el grupo en ese momento.

Felizmente hay otros contextos en los que es posible promover la música peruana. Es probable que en las familias y los colegios (por lo menos algunos) se realicen eventos para conmemorar el Día de la Canción Criolla. Esa es la mejor manera de impulsar nuestras costumbres y aprender de nuestro legado cultural.
No obstante, otras escuelas solo celebran Halloween u optan por hacer una mezcla que refleja una suerte de sincretismo cultural. Ello no tiene nada de extraño; la misma celebración de Halloween, que tiene sus orígenes hace más de dos mil años ha ido incorporando elementos diversos y superponiéndose a diferentes celebraciones.
Lo más recomendable es darles a los niños la información sobre una y otra celebración, contarles el origen de ambas y la tradición envuelta en cada una. De esta manera aprenderán más de ambas celebraciones.

Al final, lo importante es ayudarlos a formar un pensamiento crítico para que ellos decidan con libertad en esta disyuntiva como en cualquier otra situación más trascendental de sus vidas. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Autoestima

El desarrollo de la autoestima es central en la vida de las personas. La valoración positiva que uno hace de sí mismo favorece el bienestar emocional. Alguien con buena autoestima será más seguro, más independiente, capaz de asumir retos y responsabilidades, se sentirá orgulloso de sus logros y podrá tolerar mejor la frustración, entre otras cosas. De acuerdo a Susan Harter, quien ha estudiado el tema ampliamente, la autoestima global se forma a partir de diferentes fuentes: la aceptación y el apoyo de personas significativas, la apariencia física, la aceptación social, la competencia académica, el comportamiento y la competencia atlética. Sentirse adecuado en uno de los aspectos antes mencionados no compensa sentirse incompetente en otro. Por ejemplo, una persona puede valorarse por sus logros en el área académica pero sentirse poco aceptada por sus compañeros, lo que afectará su autoestima global. Otro punto importante es que si uno se siente competente en las áreas en las que desea sobresalir, tendrá una alta autoestima. Si por el contrario, la persona evalúa que es poco exitosa en las áreas que desea tener éxito, su autoestima será baja. Desarrollar las propias potencialidades e interesarse en lo que uno hace bien, beneficiará su autoestima en cualquier aspecto, inclusive en los deportes. 

martes, 1 de octubre de 2013

El dinero y los niños

Todos los que tienen hijos saben lo importante que es inculcarles principios morales y normas para vivir en sociedad y relacionarse satisfactoriamente con otras personas. Valores como la honestidad, la responsabilidad, la colaboración, entre otros; son indispensables en la formación de los niños y adolescentes.
La familia, la escuela y la sociedad son los principales agentes socializadores, que en mayor o menor medida, trasmiten los principios con los cuales guiar la propia conducta, así como los ideales a los que aspirar en nuestro contexto social.

En este sentido, el dinero, que generalmente se asocia con el éxito, ocupa un lugar privilegiado y los niños lo aprenden desde muy temprano. Otro ideal común en nuestra sociedad es el del joven emprendedor, aquel que inicia un negocio y gana dinero. En varios colegios, incluso, se han incorporado programas destinados a ello. No es extraño entonces, que los pequeños estén orientados a buscar “cachuelos” y ganar propinas por realizar diferentes labores o actividades.

Algunos padres optan por pagar a los hijos por realizar diferentes tareas en el hogar como lavar el carro, dictar clases a los hermanos u otras. Cada familia se organizará de diferente manera y tendrá sus propias costumbres, patrones de relacionamiento y negociación. No obstante, es imprescindible diferenciar las responsabilidades propias de cada niño, las tareas que cada miembro debe realizar como parte de la familia y lo que se considera un “trabajo extra” ocasional fuera de los deberes habituales.
Por ejemplo, cada niño debe ir aprendiendo desde pequeño a hacerse cargo de su aseo personal y sus pertenencias. A medida que va creciendo puede ir asumiendo algunas tareas en la casa como botar la basura, ir a comprar o ayudar con alguna otra labor doméstica. Estas actividades que son parte de la rutina y la organización familiar no deberían ser pagadas. Si usted empieza a darles dinero por ordenar su cuarto, hacer la tarea o terminar el almuerzo, pronto sus hijos creerán que toda recompensa es monetaria y no harán nada sin ganar dinero.

Lo que es peor, no aprenderán valores como colaboración y responsabilidad. En estos casos es necesario que las recompensas sean sociales. Es decir, brindarles un reconocimiento verbal o un premio simbólico (no monetario) por su ayuda. Ello no impide que promovamos iniciativas para ganar dinero con otras actividades ocasionales como ayudar en el trabajo de los padres, vender manualidades u otras alternativas de acuerdo a su edad; pero no olvide siempre tener en perspectiva los valores que está promoviendo.

Niños independientes, adultos autónomos

Desarrollar la independencia de los hijos es una meta que requiere constancia, visión a futuro y seguridad. No es sencillo para la mayoría de padres dejar a sus hijos libres y permitirles hacer las cosas sin ayuda. Usualmente, quieren protegerlos de todo peligro y evitarles equivocaciones, riesgos o cualquier dolor.
No obstante, es necesario confiar en ellos, brindarles la seguridad y tranquilidad necesaria para que sientan confianza y aprendan a valerse por sí mismos. Ello no quiere decir, por supuesto, dejar de observarlos y cuidarlos; pero debemos darles cierto espacio de libertad para que puedan descubrir el mundo y logren ser más autónomos.
Cada edad traerá para el niño nuevos retos que conquistar y logros que cumplir. Es fundamental motivarlos a que tomen la iniciativa para ser más independientes. Desde que comienzan a caminar, los niños se sienten más seguros de su cuerpo y sus movimientos. Es importante reforzar sus éxitos. Ello beneficiará su autoestima y los alentará a intentar nuevas metas.
Tome en cuenta la edad del pequeño para animarlo a completar tareas sencillas que sea capaz de hacer. Aunque no las haga bien al inicio, es importante que se sienta capaz de hacerlas para su desarrollo emocional y social.
En relación a esto, Erikson plantea ocho etapas de desarrollo psicosocial del ciclo vital. Cada una refleja una crisis entre el logro de una meta y el fracaso en ella. En la niñez temprana el fin es desarrollar la autonomía. Si el niño es frustrado en sus intentos de definir su voluntad puede quedar atrapado en la vergüenza y en la duda. En la siguiente etapa el niño estará orientado a desarrollar su iniciativa. De igual manera, si se le restringe en sus actividades, sentirá culpa y se inhibirá en lo sucesivo, lo que perjudicará su espontaneidad y creatividad.
Los niños son capaces de hacer más cosas de las que uno cree. Suba las expectativas de acuerdo a su edad y sus limitaciones. Refuerce lo positivo y trasmítale siempre confianza en que ellos pueden hacerlo. Evite hacer por ellos las actividades que puedan hacer solos. Si lo viste, le da de comer en la boca y lo baña cuando el niño ya está listo para hacerlo sin ayuda, solo fomentará la dependencia. No critique la manera de hacer las cosas de su hijo, cada uno tiene su propio estilo de resolver problemas y él necesita encontrar su propio modo. Recuerde que un niño independiente se convertirá en un adulto autónomo.

La campaña empieza en casa

Las campañas de difusión contra la comida chatarra son importantísimas para la salud de los niños y adolescentes. Estas se centran en la promoción de loncheras saludables, a partir de la sensibilización a estudiantes, maestros y encargados de los kioscos escolares. Definitivamente todas las acciones para fomentar una nutrición saludable son beneficiosas. Sin embargo, para que los resultados sean óptimos, las actividades deben incluir también a los padres de familia.
Los padres son los principales actores en la crianza de los niños. No solo les enseñan a dar y recibir afecto, socializar, seguir las normas y conducirse de manera adecuada en la vida; también les enseñan hábitos alimenticios y les brindan el ejemplo a la hora de escoger un bocadillo. Cada familia tiene costumbres particulares en cuanto a la comida y estos hábitos se establecen desde la infancia.
Si se busca mejorar la calidad nutricional de las loncheras escolares es necesario trabajar con los padres para ayudarlos a cambiar los hábitos alimenticios familiares que sean perjudiciales. Son los padres los que preparan las loncheras de sus hijos desde pequeños y no siempre tienen la información adecuada o el tiempo disponible para ello.
Todos los padres coincidirán en que lo único que quieren hacer al llegar a casa después de un largo día de trabajo es comer alguna cosa y descansar. Pensar en alternativas variadas y saludables para la lonchera del día siguiente, puede resultar pesado a menos que tengamos alguien que se encargue específicamente de eso. Generalmente se opta por productos envasados y bocadillos azucarados que además son más aceptados por los niños. La preocupación porque coman algo durante las largas horas que pasan en el colegio, puede llevarlos a escoger alternativas poco adecuadas. Y siendo sinceros, incluso los padres optan por bocadillos rápidos cuando tienen unos minutos libres en el trabajo.

Lamentablemente la comida chatarra puede resultar más apetitosa que la natural, especialmente si se está acostumbrado a consumirla. Por ello es importante que se habitúe a los niños desde pequeños a opciones más saludables. Cada vez que coma verduras y frutas sus hijos seguramente seguirán su ejemplo. Si en su casa se come siempre saludable, los niños estarán acostumbrados a alimentarse bien y tendrá más probabilidades de que acepten menús saludables en la lonchera. Es un trabajo extra y constante pero vale la pena a largo plazo.