lunes, 31 de octubre de 2011

Grupo de amigos

¿Alguna vez ha sentido que no encaja en el grupo que frecuenta? Esto puede ser algo común, en algunos momentos de la vida. Generalmente pertenecemos a diferentes grupos de referencia y cada uno de ellos comparte algunas características o afinidades con nosotros. Difícilmente vamos a encontrar personas que sean idénticas a nosotros en todos los sentidos, y si fuera el caso, seguramente nos aburriríamos, ya que un grupo diverso permite intercambiar ideas, aprender unos de otros y darnos una visión diferente de las cosas; pero es importante que los miembros del grupo compartan los principales intereses y las metas para que este permanezca unido. Ahora, cuando nos sentimos desubicados con personas cercanas, con las que hemos compartido vivencias, puede deberse a algún cambio en la dinámica de grupo o en uno mismo. Tal vez nuestras necesidades han cambiado o ya no tenemos los mismos intereses. O tal vez el grupo ha cambiado, por el ingreso de un miembro nuevo o porque las metas del grupo cambiaron. Hay que aceptar los cambios cuando estos se den. Algunos amigos permanecerán siempre allí y otros tendrán una etapa y será importante apreciar el tiempo que pasaron juntos, ya que nos aportaron aprendizajes y vivencias valiosas. Por ello, si no se siente cómodo con las personas que frecuenta, tal vez es hora de buscar otro grupo en el que se sienta parte importante, reconocido, valorado y con el que comparta intereses.
*Publicado en el segmento Mi Hogar de El Comercio el domingo 30 de octubre de 2011.

domingo, 16 de octubre de 2011

Salud mental

Esta semana se celebró el día mundial de la salud mental con el lema: “invirtamos en la salud mental”. Y es que muchas veces nos ocupamos del bienestar físico y dejamos de lado el bienestar mental. En el Perú además, es casi un lujo poder incluir en el presupuesto familiar la inversión en salud mental. Paradójicamente si no nos sentimos bien psicológicamente, se afectan otras áreas de nuestra vida: el trabajo, las relaciones familiares, las de pareja, nuestra satisfacción personal, y hasta nuestro cuerpo, si tomamos en cuenta que muchas enfermedades físicas tienen orígenes psicológicos. Pero, ¿qué es salud mental? La definición de ésta dependerá del contexto socio cultural y el momento histórico en el que se vive. Lo que se considera hoy saludable en términos psicológicos, difiere mucho de lo que se pensaba en otros momentos de la historia y en otras culturas. Es difícil establecer un criterio delimitador claro entre salud y enfermedad. Los especialistas señalan que es mejor entender la salud mental como un continuo y no solamente como la ausencia de enfermedad. Sin embargo, hay ciertas pautas que podemos tomar como referencia: equilibrio emocional, adaptación a las convenciones sociales y al entorno, satisfacción personal. Una definición sencilla que puede brindarnos una guía inicial es la de Freud: la capacidad de reír, amar y trabajar. Es decir, una persona que logra disfrutar de las experiencias cotidianas, entablar vínculos profundos y producir laboralmente, es una persona saludable en términos psicológicos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

NEGOCIACIÓN CONSTANTE

Cuando se trata de negociar en pareja se deben tomar ciertas cosas en cuenta. En primer lugar es imprescindible tener la motivación y las ganas de hacerlo. Si una de las partes pretende ganar todas las discusiones y conseguir todos sus objetivos, no estamos frente a una negociación, sino frente a una imposición.
Hay que estar dispuestos a ceder en ciertos aspectos y buscar un resultado beneficioso para ambos lados. Cada uno debe exponer su punto de vista con serenidad y claridad, mientras el otro escucha y respeta su opinión. Póngase en el lugar de su pareja antes de criticar.
La convivencia en pareja exigirá una continua negociación en temas sencillos y complejos. Por ello, tome las cosas con calma y resuelva un tema a la vez.
*Publicado en Zona Familiar de El Comercio el miércoles 12 de octubre de 2011.

domingo, 9 de octubre de 2011

Agresión y violencia

PSICOMAIL
Por: Adhara Ampuero Sala
Domingo 9 de Octubre del 2011

Todos los días somos testigos de hechos violentos que nos sorprenden y horrorizan. La agresión y la violencia son parte de los seres humanos, aparecen en todas las culturas y es la sociedad la encargada de normar las conductas violentas para salvaguardar a los individuos.
Pero, ¿es lo mismo agresión y violencia? Los impulsos agresivos están presentes desde que nacemos, se expresan a través del llanto del bebe, y más adelante, en el acto de morder, pegar, entre otras conductas. Poco a poco, mediante la educación, los niños aprenden a modular estos impulsos y expresarlos de una manera adecuada y constructiva. Un monto de agresividad es necesario para la acción, nos brinda el empuje para lograr lo que queremos, expresa vitalidad, energía y permite la sobrevivencia (si un bebe no llora, no recibe alimento cuando lo necesita).
Sin embargo, cuando el nivel de agresividad es muy alto para ser manejado, o no se tiene un adecuado control de impulsos, esta energía puede desbordarse y convertirse en actos destructivos que dañan a otros o a uno mismo. Esto es lo que llamamos violencia.
¿Qué hacer para evitarlo? Poner en palabras las emociones, cuando no podemos expresar verbalmente nuestra molestia o cólera, pasamos a la acción y esta no siempre es constructiva. Hay que expresarla a través actividades que nos beneficien a todos.

domingo, 2 de octubre de 2011

Adicción a la comida


María piensa todo el día en comer, no se salta ninguna comida y a menudo tiene un bocadillo en la mano. Generalmente come de más y sin hambre, más bien lo hace cuando se siente aburrida, triste, molesta o frustrada. Sin embargo, luego de hacerlo siente culpa y arrepentimiento. Estas características parecen encajar con una conducta adictiva, ¿pero se puede ser adicta a la comida? Una adicción se define como la dependencia a una sustancia o situación de modo excesivo, la que resulta perjudicial para la salud física o mental. Ahora, la adicción a la comida generalmente pasa desapercibida porque no solo es legal comer, sino que es necesario para vivir.
Añadido a ello, desde la infancia se aprende a asociar la comida con bienestar. Durante la lactancia el alimento va relacionado con la seguridad y el cariño, luego los dulces son la recompensa ante una dificultad. Por si fuera poco, la comida en el Perú es el pasatiempo preferido, expresión cultural de afecto y orgullo nacional, lo que hace más difícil el problema a personas como María. Sin embargo, hay solución. Lo primero es aceptar que se tiene un problema y reconocer que se necesita ayuda. Es importante además tomar la decisión de hacer algo al respecto y analizar qué está detrás de esa relación adictiva con la comida. Así que la próxima vez que coma sin hambre, pregúntese por qué lo hace y qué busca satisfacer.
*Publicado en el suplemento Mi Hogar de El Comercio el domingo 2 de octubre de 2011.