lunes, 31 de diciembre de 2012

Un buen 2013 para todos !!!


viernes, 28 de diciembre de 2012

Violencia y expresión


Lo que ha sucedido hace unos días en una escuela primaria de Connecticut, EEUU ha vuelto a levantar la polémica sobre el control de las armas y el nivel de violencia social al que se puede llegar en la actualidad.
Es difícil entender qué puede llevar a un muchacho de 20 años a entrar a una escuela para matar a niños y profesores. Cualquier intento de explicación parece insuficiente porque hay diversos factores involucrados que interactúan de manera compleja y sería irresponsable hacer un diagnóstico apresurado.

Sin embargo, se puede hacer un análisis de los aspectos que más se mencionan cuando ocurren tragedias como esta. Se dice que la sociedad norteamericana tiene características particulares que favorecen la violencia como el deficiente control de acceso a las armas. Efectivamente ello puede incrementar la ocurrencia de episodios violentos pero otros países como Suiza tienen también un porcentaje alto de personas que portan armas y no ocurren matanzas recurrentemente como en EEUU.

También se ha relacionado a estos hechos el uso constante de juegos de video violentos como factor causal de actos violentos en jóvenes. Si bien los juegos de video expresan altos índices de violencia, estos son jugados por millones de niños y adolescentes sin llevarlos necesariamente a imitar en la vida real lo que hacen en la realidad virtual. Desde siempre los juegos agresivos han sido parte de la vida de los niños, antes con pistolas de juguete y ahora con armas guiadas por mandos remotos, sin llevar necesariamente a los niños a actos de violencia. Incluso podría decirse que, en algunos casos, ciertos juegos pueden permitir a los niños expresar sus impulsos agresivos canalizándolos adecuadamente.
Lo individual no puede dejarse de lado. Se ha mencionado una necesidad de destacar a cualquier costo pero ello es solo un aspecto, otro intento de explicación unidimensional y simplista. Las características personales y familiares, las experiencias vividas, las dificultades, los temores, las frustraciones y necesidades insatisfechas de cada persona son particulares, complejas y diferentes en cada caso. Estas deben ser analizadas profundamente para entender lo ocurrido.

No obstante, las conductas violentas en general tienen un aspecto común: la falla en control de impulsos y la imposibilidad de expresar las vivencias, las emociones o frustraciones por una vía adecuada. Cuando una persona no puede hablar de lo que le preocupa, afecta o duele emocionalmente, corre el riesgo de llevar a la acción lo que no puede elaborar, tramitar o resolver. Es imprescindible tener la posibilidad de hablar de lo que sentimos,  expresar nuestros estados internos, las vivencias subjetivas, para no llegar a la violencia.

Espejito, espejito ...


¿Cuántas veces es adecuado mirarse en el espejo diariamente? Probablemente no hay un número exacto que ponga un límite pero si usted no puede dejar de hacerlo en cada espejo, vidrio, pantalla o cuchara, tal vez es demasiado. La obsesión por mirar nuestro reflejo ha existido siempre como da cuenta el mito de Narciso. La bruja de Blanca Nieves es otro ejemplo de la obsesión por consultar al espejo y constatar si la imagen que proyectamos es la mejor. Ambas historias nos advierten que la vanidad tiene consecuencias negativas. Sin embargo, ello es justamente lo que se privilegia actualmente. La conducta de mirarse en el espejo constantemente puede revelar una contemplación excesiva de los rasgos físicos o una búsqueda frenética por detectar defectos físicos, signos de la edad o cualquier cambio exterior. Hay una necesidad permanente de confirmar que proyectamos una imagen perfecta, lo que está avalado por la cultura. Es saludable preocuparse por la imagen con mesura, la autoestima física es parte constitutiva de la autoestima global pero no lo es todo como vende la sociedad actual. Hay que aprender a valorar otros aspectos que no se aprecian en el espejo y entender que lo que vemos allí es solo un reflejo y no la esencia de lo que somos.
*Imagen Narciso de Caravaggio

jueves, 13 de diciembre de 2012

Prejuicios y discriminación


Todos los días somos testigos directos o indirectos de actos de discriminación. Es objeto de discriminación toda persona que es considerada “diferente” en algún aspecto, al grupo al que el discriminador pertenece. Se discrimina por sexo, edad, raza, enfermedad y un sinnúmero de otras características. Pero ¿Por qué ocurre esto?
Los seres humanos tendemos a dividir en grupos a todos los que están alrededor. Se hace una división entre los se identifican como similares a uno (grupos personales) y los que se consideran diferentes por una o varias características (grupos ajenos).  Este proceso se llama categorización social y crea, casi inmediatamente, sesgos en los grupos que se consideran disímiles, lo que lleva fácilmente a la creación de prejuicios y la posterior discriminación.

Si bien son conceptos son diferentes, prejuicio y discriminación están relacionados. Los prejuicios son una actitud aprendida hacia otros que incluyen sentimientos negativos (como temor, odio, aversión), creencias erróneas extendidas (estereotipos) y una tendencia conductual. La discriminación, por otro lado, es una conducta. Son actos injustos que se dirigen hacia un grupo en particular. Ello puede expresarse de diversas maneras, algunas sutiles como la preponderancia de cierto aspecto físico en la publicidad; y otras más groseras como no permitir el ingreso de algunas personas a determinados sitios públicos.

Se han formulado algunas teorías para intentar explicar cómo se originan los prejuicios. La teoría de frustración-agresión señala que las frustraciones vividas por algunos grupos generan hostilidad que se dirige hacia otros que están en minoría o en una posición desventajosa socialmente. Otra teoría atribuye los prejuicios a una personalidad autoritaria o intolerante. No se acepta nada que se aparte de las reglas establecidas. Hay un pensamiento inflexible que se vuelve hostil ante todo lo que viole las reglas y encuentra justificaciones a su modo de proceder. No obstante, todos en mayor o menor medida, tenemos prejuicios que dirigen nuestra actitud y conducta frente a ciertos hechos. Es un fenómeno que se da en todas partes y se forma desde la infancia a partir del modelo de los padres y sociedad.
¿Qué se puede hacer? ¿Tener información que desmienta nuestros prejuicios es suficiente? No necesariamente. Ello se puede apreciar con el temor respecto al contagio de VIH y la discriminación que puede desencadenar por este. Es necesario ser conscientes de nuestros prejuicios, los temores que los sostienen y relativizar nuestras ideas preconcebidas permanentemente para poder cambiar de actitud y modificar nuestra conducta frente a los demás.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Madurez emocional


Es usual escuchar a las personas referirse a la madurez o inmadurez de los demás, especialmente de los jóvenes. Las frases “este chico(a) es un inmaduro(a)” o “le falta madurar” son bastante conocidas por todos pero ¿Qué significa tener madurez? El término “maduro” se utiliza para designar un estado de plenitud y logro de potencialidades, alcanzar un desarrollo óptimo de los recursos personales. No obstante, no se puede definir una edad específica para lograr madurez emocional porque dependerá de muchos factores, y algunas personas, tal vez no lleguen a alcanzarla completamente. Entre las características asociadas a una persona madura pueden destacarse ser responsable de sus actos, tener capacidad para tomar sus propias decisiones, tolerar la frustración y lograr un buen control de impulsos. Además aceptar las críticas, conocer sus limitaciones, lograr autonomía emocional y económica, vincularse con las personas satisfactoriamente, no depender de otros pero ser consciente de la necesidad de apoyo, ser reflexivo y capaz de aceptar las opiniones de los demás, entre otras. Se puede lograr madurez en ciertas áreas y seguir siendo inmaduro en otras. Por ejemplo, una persona podría ser madura social o laboralmente pero inmadura en el aspecto afectivo o al revés. Será importante identificar las oportunidades para crecer como persona en cada caso.

Propósitos de año nuevo


Comienza diciembre y es inevitable empezar a pensar cómo ha resultado este año en términos de logros. En este sentido, es usual que al acercarse el fin de año cada persona haga un balance de lo logrado y lo que quedó pendiente respecto a los propósitos que se plantearon en enero de 2012.
Al cerrar un ciclo es natural revisar lo avanzado y plantearse nuevas metas para el siguiente año. Es saludable proponerse cambios para mejorar las condiciones de vida y promover el crecimiento personal y profesional. Estos propósitos pueden ser diversos y cada uno definirá los que considere más importantes para los próximos doce meses: personales, laborales, familiares o económicos. Lo importante de este ejercicio es que nos brinda una ruta a seguir, una imagen de lo que se quiere lograr y una  visión de llegada.
Sin embargo, todos estarán de acuerdo con que no es fácil cumplir lo que se promete a inicio de año, sobre todo si se trata de metas que son muy ambiciosas o deseos que no necesariamente dependen de nuestro control.
Por ejemplo se pueden establecer algunas metas generales que, muchas veces, están contrapuestos a nuestros hábitos cotidianos como dejar de fumar, bajar de peso, hacer ejercicio, entre otras. Este tipo de objetivos serán  difíciles de cumplir si uno no hace cambios radicales en sus actitudes, conductas y actividades; y fácilmente llevarán al desánimo y desmotivación.
El no cumplir las metas puede ser difícil de asumir pero es necesario hacer una evaluación y preguntarse qué tan realistas fueron nuestras metas y si fuimos lo suficientemente constantes durante el año para alcanzarlas.
Cuando los objetivos son muy altos corremos el riesgo de abandonarlos a mitad de camino o posponer el inicio del cambio. Seguramente estará pensando que el próximo año sí las cumplirá. No se preocupe, pasa a la mayoría pero ¿Cómo hacer para lograr resultados efectivos el próximo año?
Primero es necesario escoger metas específicas y reales. Si una persona se propone correr una maratón cuando ni siquiera tiene el hábito de caminar será un objetivo desproporcionado a sus posibilidades. Tal vez deba empezar por plantearse una rutina diaria de caminata y luego empezar a correr poco a poco e ir midiendo su resistencia mes a mes. Es conveniente plantearse metas que puedan ser medidas cuantitativa o cualitativamente. De esta manera, los resultados parciales obtenidos incrementarán nuestra motivación y nos empujarán a seguir adelante con lo que se ha propuesto. Sea cual sea la meta que se haya trazado no olvide que la constancia será siempre la clave.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Tabaquismo


El consumo de tabaco fue considerado por varias décadas un signo de distinción, de misterio, de rebeldía, lo que se reflejaba claramente en las películas del siglo XX. Fumaban los personajes “interesantes” y ello fue el modelo para muchos adolescentes que se iniciaron en ese hábito. Sin embargo, incluso ahora que las políticas contra el cigarro han cambiado radicalmente, miles jóvenes empiezan el consumo antes de los 20 años. De acuerdo a cifras del Ministerio de Salud, 9 de cada 10 adolescentes ya han consumido tabaco a los 19 años. Aquí parecen interferir otros factores como la curiosidad o presión grupal, además de un intento de sentirse adultos. ¿Cómo evitar que  ocurra? Las campañas disuasivas como las fotografías que se incluyen en las cajetillas de cigarros no parecen tener el efecto deseado. Como suele suceder con otros hábitos y conductas nocivas o riesgosas, la información es recibida y conocida pero no parece cambiar la conducta significativamente. Todos saben que fumar está asociado a diversas enfermedades crónicas, no obstante, es un hábito que es difícil de cambiar porque una vez iniciado, tiene un componente adictivo alto. Tomando en cuenta esto, la educación preventiva desde el hogar y las escuelas debería ser el centro de las políticas globales contra el tabaquismo.