sábado, 27 de julio de 2013

Patriotismo

Cada mes de julio las casas se adornan de banderas, los niños usan escarapelas, cantan el himno nacional, desfilan y pintan el escudo como parte de sus actividades escolares. Los símbolos patrios son las representaciones que les permiten aprender, de manera concreta, a identificarse con nuestro país.
No obstante, el patriotismo va más allá de comer comida peruana o saber el himno completo. ¿Cómo lograr inculcar el amor por el Perú en los niños y adolescentes?
Enseñarles patriotismo a los niños es trasmitirles el cariño y respeto por nuestro país, lo que implica asumir un compromiso como ciudadanos que cumplen las leyes, respetan a los demás, sin hacer diferencias de ninguna índole, y contribuyen con sus actos al bienestar común.
El patriotismo se enseña todos los días del año y se va aprendiendo a través del ejemplo. Cada persona puede contribuir desde su trabajo, estudios o cualquier actividad que realice, a mejorar las condiciones de la nación para todos. La solidaridad y el altruismo son claves en este punto.
Se enseña patriotismo a los más jóvenes con cada acto que se realiza. Ello incluye cumplir las normas y protestar cuando hay injusticias o actos que no benefician al desarrollo del país; por el contrario, detienen su progreso. Esto significa, entre otras cosas, no ensuciar las calles, pagar los impuestos puntualmente y respetar el estado de derecho. Es decir, no corromper autoridades por ningún motivo y ser capaz de pensar en el bienestar de la comunidad y no solo en la ganancia personal.
El patriotismo implica también un aspecto afectivo. Es el cariño que se siente hacia el lugar donde nacimos y crecimos. Este afecto se va desarrollando mediante el aprendizaje de la historia, la vivencia de los valores, las costumbres y las tradiciones que uno hace propias.
También es patriotismo enseñar a los más pequeños a cuidar del entorno, conservar los monumentos históricos y respetar la diversidad étnica y cultural que caracteriza al Perú.

No hay que olvidar que todas las personas y cada grupo, mayoritario o minoritario, pertenecen a nuestro país y tienen los mismos derechos que uno mismo; y ello debe traducirse en las actitudes y acciones que realizamos en el día a día y no quedarse, solamente, en el mural escolar.

jueves, 25 de julio de 2013

Permisos y adolescentes

Tener un hijo adolescente implica diversos retos que obligan a los padres a adaptarse a nuevas circunstancias. Los adolescentes necesitan consolidar su identidad, ganar autonomía  e independencia emocional de los adultos. Su mundo se vuelve hacia afuera, a los amigos y a las relaciones sociales.
Por ello, es natural que pidan permisos para salir, lo que puede volverse un dolor de cabeza para los padres debido a los niveles de inseguridad ciudadana que hay en la actualidad. ¿Se debe impedir que salgan para protegerlos o dejarlos libres a pesar de los riesgos?
Este es el típico dilema de los padres. Ni una cosa ni otra. No es posible mantenerlos en casa contra su voluntad y sobreprotegerlos porque ello no los ayudará a enfrentarse al mundo exterior pero tampoco es recomendable darles pase libre sin tomar las precauciones necesarias.
La adolescencia es una etapa de transición hacia la adultez, y como tal, requiere que los padres guíen a los jóvenes para que logren la madurez e independencia necesaria progresivamente. Ello implica tener en cuenta la edad de los hijos para ir soltándolos.
Hasta los 14 años es recomendable que cuenten con la supervisión de un adulto para salir a lugares públicos. Esto no significa estar pegados a ellos. Como todos, necesitan cierta libertad para relacionarse con sus amigos. Lo ideal es que el adulto permanezca cerca pero sin interferir.
No obstante, algunos chicos de esta edad tal vez están listos para salir solos a lugares conocidos y cercanos. Por ejemplo, se puede empezar enviándolos a hacer algunas compras en el barrio o regresar solos del colegio e ir evaluando como se desenvuelven afuera.
A partir de los 16, y de acuerdo al nivel de responsabilidad y madurez del adolescente, se puede dar permisos para salir solos con amigos pero es necesario saber a dónde van, con quién y a qué hora regresarán. Es importante conocer a los amigos de los hijos y tener sus números de contacto para ubicarlos si es preciso. Recuérdeles que deben avisar si se presenta cualquier inconveniente.
Hable con sus hijos sobre los riesgos y proporcióneles pautas para prevenir problemas. Se puede concertar con ellos algunos permisos pero no olvide que las normas no son negociables y ellos deben comprenderlo. Los horarios deben estar claros y podrán extenderse en la medida que los y las adolescentes demuestren ser responsables.


Amor cibernético

La tecnología ha invadido nuestra vida en muchos sentidos. Puede facilitarnos el trabajo y las actividades de la vida diaria pero también ha cambiado la manera de interactuar de las personas. Las redes sociales se han vuelto el escenario en el que se conoce gente, se forman parejas y hasta se terminan relaciones. El mundo virtual plantea una paradoja, podemos sentirnos muy lejos, y a la vez, muy cerca del otro. Los límites se vuelven difusos en esta nueva realidad compartida (virtual) y ello puede llevar a mostrar en ocasiones, más de lo que se quisiera bajo el amparo de la “distancia” geográfica; y a la vez, animados por la “cercanía” emocional que experimentamos en ese espacio. No obstante, es necesaria una cuota de realidad física para consolidar un vínculo. Nuestros sentidos, aunque falibles, permiten un contacto más directo con las personas, así como la posibilidad de corroborar la atracción mutua, las intenciones reales del otro y la profundidad de la relación. Si bien el uso de mensajes de texto y el chat ayudan a mantener un contacto constante con la pareja, la relación puede verse afectada si solo nos quedamos en el ámbito virtual y no construimos una intimidad física y emocional en el mundo real. 

Ansiedad por los estudios

Estudias varias horas, practicas los ejercicios propuestos por el profesor, has leído todos los libros y cuando estás sentado frente al examen tu mente se pone en blanco. Si alguna vez te ha pasado esto seguramente eres de las personas que sufren de ansiedad ante los exámenes. Es posible que esta sensación displacentera se extienda durante las semanas de evaluaciones y esta época es especialmente difícil. Termina el primer semestre del año y la preocupación por lograr buenas notas o estar preparado para postular a la universidad puede provocar mucho estrés, lo que incrementará los niveles de ansiedad. Los síntomas pueden ser diversos: dolores de barriga o cabeza, dificultades para dormir, aumento del apetito, sensación de opresión en el pecho y taquicardia. También pueden acentuarse enfermedades de carácter psicosomático como el asma, gastritis u otras. Algunas personas tienden a ser más ansiosas que otras frente a los estudios pero puedes manejar esta situación siguiendo algunas pautas: estudia el tiempo suficiente, plantéate metas coherentes (no es posible estudiar todo el curso la noche anterior al examen), duerme bien y dedica algunas horas a actividades que te ayuden a relajarte. Si te sientes nervioso, utiliza alguna técnica de relajación, pero no faltes al examen. Es necesario afrontar los temores para vencerlos.

domingo, 14 de julio de 2013

Los niños y la propina

Es común que los padres entreguen pequeñas cantidades de dinero a los hijos para comprar algo que desean como un dulce o un juguete pequeño. Esta práctica puede ser positiva o negativa, todo dependerá de cómo se maneje. Lo importante es que las propinas se brinden con responsabilidad y se utilicen adecuadamente.
Cada familia decidirá si es conveniente dar o no propina a sus hijos, así como la cantidad  y el momento de hacerlo. No obstante, es necesario tener en cuenta que la manera cómo se proceda influirá en la relación que tengan los niños con el dinero. Es posible inculcar el hábito del ahorro o, por el contrario, enseñar a despilfarrar el dinero.
Es recomendable esperar a que los hijos tengan la edad suficiente para entender algunas nociones de cantidad. Por ejemplo, a los 7 u 8 años que los niños ya comienzan a aprender las operaciones básicas como sumas y restas, están preparados para manejar cantidades pequeñas de dinero. No es conveniente darles grandes propinas. Uno o dos soles son suficientes para que los niños tengan la posibilidad de adquirir alguna cosa y aprendan progresivamente el valor del dinero. Comprar algo y esperar el cambio, incluso puede servir para que practiquen aritmética.

Algunas pautas que pueden guiar a los padres respecto a este tema son:

  • No se exceda en las cantidades de dinero que brinda a sus hijos pues ellos podrían creer que la plata se obtiene fácilmente.
  • Enséñeles con el ejemplo. Si sus hijos observan que gasta grandes cantidades sin medida, aprenderán a hacerlo también.
  • Las propinas deben estar en función de la economía familiar y de la edad de los niños. Cuando no esté en condiciones de entregar dinero a sus hijos, converse con ellos y explíqueles los motivos. Los niños y adolescentes deben entender que algunas veces no es posible tener todas las cosas materiales que ellos desean.
  • Las responsabilidades en el hogar o las obligaciones escolares no deben ser recompensadas con dinero. Tampoco intente compensar su ausencia con un aumento en las propinas. La propina no debe convertirse en lo prioritario en sus vidas.
  • En cuestión de dinero, mientras menos tengan los niños, mejor será. Es esencial enseñarles a los hijos que no todo en la vida se compra y que hay cosas más valiosas a las que no es posible ponerles un valor económico.

lunes, 8 de julio de 2013

Vacaciones y conflictos


Se acercan las vacaciones de mitad de año y las familias comienzan a hacer planes para salir de la ciudad y escapar algunos días de la rutina. Pasar tiempo con los seres queridos siempre será beneficioso porque permitirá a todos conocerse un poco más, estrechar los vínculos afectivos y compartir experiencias que se recordarán con alegría por muchos años.
Cuando se planifican las vacaciones se suelen crear altas expectativas sobre cómo resultarán y se tiende a pensar en estas como unos días de permanente alegría y regocijo. No obstante, algunos conflictos pueden desencadenarse durante las vacaciones, ya que sin la rutina habitual de trabajo y escuela, la familia comparte las 24 horas del día y es inevitable que se presenten algunos roces. Ello no debe desanimarlos, los conflictos están siempre presentes en las relaciones interpersonales y solo es necesario saber manejarlos. Si un problema se resuelve adecuada y oportunamente, el vínculo familiar puede incluso fortalecerse.
¿Qué hacer para evitar conflictos en sus vacaciones?
Las diferencias son inevitables entre los miembros de la familia. Cada uno tiene sus propios intereses, y por lo tanto, desean hacer cosas diferentes. Es recomendable planificar el viaje familiar teniendo en cuenta las preferencias de cada uno de los miembros. La pareja puede tener una idea muy distinta a la que tienen sus hijos sobre las vacaciones. Por ello es recomendable compartir sus expectativas. Se deben escuchar las ideas de los demás y respetar los gustos de cada persona a la hora de decidir. La clave es negociar y ello implica que cada uno debe ceder un poco y ganar un poco para que todos resulten satisfechos.
Durante las vacaciones es importante disfrutar de los días libres sin presiones. Se pueden organizar algunas actividades conjuntas pero también es importante dejar que cada miembro de la familia tenga momentos libres para descansar como prefiera.  Los padres pueden permitir que los hijos exploren el lugar y realicen actividades diferentes a las que practican en su rutina habitual, siempre y cuando se encuentren en un lugar seguro.

Adaptarse y mantenerse abierto a experiencias nuevas es un punto crucial para disfrutar de las vacaciones, no todo tiene que planificarse. Dejarse llevar, olvidarse unos días del trabajo y de las obligaciones académicas, les permitirán salir de la rutina y disminuir el estrés diario, lo que contribuirá, además, a evitar conflictos.