viernes, 21 de junio de 2019

Publicidad con equidad


En artículos anteriores hemos tocado el tema de los roles de género diferenciados y cómo estos son parte de las pautas de crianza familiares, en mayor o menor medida. Hasta en las familias que son más conscientes de las desigualdades entre hombres y mujeres, persisten prácticas y costumbres que de manera sutil e inconsciente repetimos con nuestros hijos e hijas. 
Es necesario que estemos constantemente alertas para intentar no sesgar nuestra actitud hacia niños y niñas en nuestro hogar. Sin embargo, ello no basta para que nos libremos de los roles de género estereotipados. Tenemos que recordar que los niños de ambos sexos no solo aprenden a partir de lo que les decimos y la actitud que tenemos hacia ellos. Los roles estereotipados también son adquiridos observando las actividades y conductas de los padres, así como de otras personas en su contexto social.
En este sentido, la sociedad y la cultura reforzarán, también, las conductas que encajan con los estereotipos relacionados a cada sexo. Ejemplos de ello hay por todas partes. Desde el colegio en el que se puede orientar sutilmente las actividades de niños y niñas, reforzando sin querer, tareas más delicadas para las niñas y más activas para los niños. Además, en todos lados vemos diferentes atracciones para niñas con colores pasteles, unicornios y animalitos tiernos.
Por otro lado, las atracciones y juguetes para niños están relacionados a la actividad y agresividad, en muchos casos. Las opciones son videojuegos de acción, dinosaurios, armas, entre otros. Se puede decir que eso es lo que piden los niños y niñas y lo que les gusta de manera “natural”. No es así, necesariamente. Es posible que haya una tendencia mayor de los niños a la actividad y de las niñas a las tareas más finas y detallistas pero desde que nacen hay una paulatina educación que promueve, a la par, esas preferencias y gustos de manera diferenciada. La publicidad y los medios de comunicación contribuyen en gran medida con esto. La mayoría de spots publicitarios reproducen las diferencias. Las madres se ocupan de lavar la ropa y cocinar, los padres van a la oficina y toman cerveza. Los niños se ensucian, hacen travesuras. Las niñas juegan con muñecas y son coquetas.
Por todo lo anterior es refrescante ver, algunos casos aislados y que esperamos sean más frecuentes, de campañas publicitarias en las que se esfuerzan para no caer en roles estereotipados. El hecho de colocar a un padre realizando una cena rápida o de incluir a niñas en un grupo de niños que juegan fútbol, por citar un par de ejemplos, podría pasar inadvertido para la mayoría pero abre toda una serie de posibilidades para los niños y niñas que ven los comerciales. De pronto, en su mundo es factible que los padres ayuden en casa con tareas domésticas, también que las niñas jueguen deportes “tradicionalmente” masculinos.
Falta mucho camino por recorrer como dejar de asociar a las mujeres como objetos sexuales para vender autos, cervezas y demás productos que solo se dirigen al público masculino. Sin embargo, estamos seguras de que es posible hacer publicidad con equidad por el bien de nuestra sociedad.
¿Ustedes qué opinan?

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