viernes, 13 de agosto de 2010

El placer de la sincronía

Varias situaciones en la vida diaria nos hacen recordar lo placentero que resulta la sincronización de movimientos, estados, pensamientos o actividades. ¿Por qué disfrutamos tanto de un baile, un juego coordinado, cantar a coro, decir lo mismo simultáneamente, entre otras cosas? ¿Qué es lo que nos satisface de estar sincronizados con otro?
Lo primero que nos viene a la mente es que nos volvemos un solo ser completo e invencible, tal vez la pista estén el discurso de Aristófanes en El Banquete, que nos habla de unos seres completos que osan combatir a los dioses, y estos los separan para disminuir sus fuerzas. Teniendo en cuenta esta leyenda, podemos observar que la fantasía de completud es muy antigua y nos remite a sensaciones de fortaleza, invencibilidad, omnipotencia…
Tal vez el embarazo es la etapa que más se acerque a esta sensación descrita por los griegos respecto a estos seres completos. El embarazo para la madre puede ser experimentado como una fase en la que se siente completa, feliz y hasta indestructible.
Sin embargo, por otro lado, parece una paradoja que cuando uno pierde individualidad u originalidad disfruta de ello. Tal vez buscamos permanentemente ser parte de algo más grande, de fusionarnos con otro como si volviéramos a un estado primigenio que nos parece natural.
En ese sentido, Mahler nos habla de una fase temprana de desarrollo en la que debemos lograr nuestra separación o individuación de la madre. Los primeros momentos de la vida para un niño están ligados íntimamente a su madre. Durante nueve meses han compartido la misma rutina, alimentándose y descansando al mismo tiempo; y esta sincronización continúa al salir del vientre hasta que poco a poco cada uno empieza a tener sus propios tiempos. Esto crea ciertos momentos de desincronización que le muestran al niño que es un ser separado de esa madre.
Tal vez ello buscamos con los momentos de sincronía, volver a un estado de indiferenciación donde no se siente hambre, frío, ni ningún displacer porque todo encaja perfectamente: somos parte de algo que nos brinda todo lo que necesitamos, estamos conectados a otra parte que nos completa, somos parte de un sistema, somos parte de una unidad…

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