El caso de Pierina ha horrorizado a todos y provocado reacciones intensas y viscerales. Esta respuesta comprensiblemente indignada responde a la crueldad y violencia de este homicidio, pero además se ve aumentada porque este fue cometido por la persona que debería haberla protegido: la madre. Pero las madres son idealizadas por la sociedad como seres celestiales, que son pura bondad y amor, incapaces de sentir frustración, ira u odio. Sin embargo, estas también pueden tener carencias, traumas y conflictos y pueden llegar a niveles de violencia y perversión similares a cualquier persona seriamente perturbada, como en este caso. Estela Welldon, psiquiatra argentina, señala que hombres y mujeres pueden ser igualmente perversos, pero la diferencia es que los primeros ejercen esta conducta contra un objeto externo y las segundas contra sí mismas o contra sus hijos (como extensión de ellas mismas). Siempre se ha hablado de instinto maternal, pero una no nace madre, se aprende a serlo, básicamente a partir de una buena relación con la propia madre. Welldon señala también que detrás de cualquier conducta antisocial o perversa hay una madre negligente, abandonadora o abusiva. Ello, por supuesto, no disculpa a la madre de Pierina, pero este caso debería ayudar a desmitificar la maternidad para prevenir otros casos similares.
http://elcomercio.pe/impresa/notas/mito-materno/20111204/1343050
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