Qué difícil es mantener la constancia en las actividades que llevan a un objetivo deseado. Cualquiera que sea la meta, solo se conseguirá si uno permanece enfocado en lograr lo que se propone y hace un hábito de las acciones necesarias para alcanzar tal fin. Sin embargo, la constancia no es una cualidad fácil de desarrollar. Depende fundamentalmente de la motivación de la persona y de la posibilidad de posponer ciertas gratificaciones inmediatas para orientarse a la gratificación final: el objetivo cumplido. ¿Quién no ha estado tentado de dormir un poco más en vez de ir a entrenar? ¿O de comerse un helado estando a dieta, o un chicharrón a pesar de las advertencias del médico? Mantenerse dentro de una rutina a largo plazo es difícil y requiere un esfuerzo continuo y constante. Ese es el principal problema. Para lograr los propósitos deseados, hace falta voluntad, no perder de vista el objetivo final y, además, tener estabilidad emocional. Este último aspecto es fundamental para no caer en el desánimo o frustración, lo que puede boicotear el proceso. El control de impulsos también será imprescindible porque cada día enfrentamos elecciones y decisiones que nos acercan al objetivo o nos alejan de él. Entonces las preguntas serán: ¿Mis acciones están llevándome adonde quiero llegar? ¿Estoy siendo suficientemente constante en ellas?
PSICOMAIL
Por: Adhara Ampuero Sala
Domingo 15 de Enero del 2012
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