jueves, 25 de julio de 2013

Amor cibernético

La tecnología ha invadido nuestra vida en muchos sentidos. Puede facilitarnos el trabajo y las actividades de la vida diaria pero también ha cambiado la manera de interactuar de las personas. Las redes sociales se han vuelto el escenario en el que se conoce gente, se forman parejas y hasta se terminan relaciones. El mundo virtual plantea una paradoja, podemos sentirnos muy lejos, y a la vez, muy cerca del otro. Los límites se vuelven difusos en esta nueva realidad compartida (virtual) y ello puede llevar a mostrar en ocasiones, más de lo que se quisiera bajo el amparo de la “distancia” geográfica; y a la vez, animados por la “cercanía” emocional que experimentamos en ese espacio. No obstante, es necesaria una cuota de realidad física para consolidar un vínculo. Nuestros sentidos, aunque falibles, permiten un contacto más directo con las personas, así como la posibilidad de corroborar la atracción mutua, las intenciones reales del otro y la profundidad de la relación. Si bien el uso de mensajes de texto y el chat ayudan a mantener un contacto constante con la pareja, la relación puede verse afectada si solo nos quedamos en el ámbito virtual y no construimos una intimidad física y emocional en el mundo real. 

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