jueves, 25 de julio de 2013

Permisos y adolescentes

Tener un hijo adolescente implica diversos retos que obligan a los padres a adaptarse a nuevas circunstancias. Los adolescentes necesitan consolidar su identidad, ganar autonomía  e independencia emocional de los adultos. Su mundo se vuelve hacia afuera, a los amigos y a las relaciones sociales.
Por ello, es natural que pidan permisos para salir, lo que puede volverse un dolor de cabeza para los padres debido a los niveles de inseguridad ciudadana que hay en la actualidad. ¿Se debe impedir que salgan para protegerlos o dejarlos libres a pesar de los riesgos?
Este es el típico dilema de los padres. Ni una cosa ni otra. No es posible mantenerlos en casa contra su voluntad y sobreprotegerlos porque ello no los ayudará a enfrentarse al mundo exterior pero tampoco es recomendable darles pase libre sin tomar las precauciones necesarias.
La adolescencia es una etapa de transición hacia la adultez, y como tal, requiere que los padres guíen a los jóvenes para que logren la madurez e independencia necesaria progresivamente. Ello implica tener en cuenta la edad de los hijos para ir soltándolos.
Hasta los 14 años es recomendable que cuenten con la supervisión de un adulto para salir a lugares públicos. Esto no significa estar pegados a ellos. Como todos, necesitan cierta libertad para relacionarse con sus amigos. Lo ideal es que el adulto permanezca cerca pero sin interferir.
No obstante, algunos chicos de esta edad tal vez están listos para salir solos a lugares conocidos y cercanos. Por ejemplo, se puede empezar enviándolos a hacer algunas compras en el barrio o regresar solos del colegio e ir evaluando como se desenvuelven afuera.
A partir de los 16, y de acuerdo al nivel de responsabilidad y madurez del adolescente, se puede dar permisos para salir solos con amigos pero es necesario saber a dónde van, con quién y a qué hora regresarán. Es importante conocer a los amigos de los hijos y tener sus números de contacto para ubicarlos si es preciso. Recuérdeles que deben avisar si se presenta cualquier inconveniente.
Hable con sus hijos sobre los riesgos y proporcióneles pautas para prevenir problemas. Se puede concertar con ellos algunos permisos pero no olvide que las normas no son negociables y ellos deben comprenderlo. Los horarios deben estar claros y podrán extenderse en la medida que los y las adolescentes demuestren ser responsables.


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