lunes, 4 de mayo de 2009

La dualidad cuerpo-mente: Neurociencias y Psicoanálisis

Desde hace algunos años hay un interés por integrar la Neurociencia con el Psicoanálisis. Esto se refleja en la creación de la Sociedad Internacional de Neuro-Psicoanálisis. Ésta está formada por un grupo de investigadores que intentan unir los aportes del Psicoanálisis con los últimos descubrimientos de las Neurociencias.

Este interés responde, entre otras cosas, a la cercana relación que existe entre el cerebro y la mente. Solms (2003) señala:

“No es difícil entender por qué la relación entre Psicoanálisis y Neurociencias nos debe interesar. El Psicoanálisis es una ciencia de la mente, y nosotros sabemos desde tiempos antiguos que las actividades de la mente están de algún modo íntimamente conectadas con los tejidos del cerebro” (p. 184).

Para Panksepp (2000) el Psicoanálisis necesita anclar su pensamiento de una manera que promueva la evaluación empírica de las ideas y la Neurociencia necesita tomar a las dinámicas emocionales más seriamente. Es decir, este autor rescata la complementariedad de ambas disciplinas. La teoría psicoanalítica puede ayudar a guiar el pensamiento neurocientífico que trata las dinámicas emocionales que acontecen dentro de los tejidos neuronales. La neurociencia, por otro lado, puede proveer hechos que ayuden a la teoría psicoanalítica a acercarse a los métodos objetivos para formar parte de la disciplina empírica que caracteriza a la ciencias verdaderas (Panksepp, 2000).

“Para que nuestros conceptos tengan una base científica, debe ser posible cuantificarlos (tanto directamente o indirectamente) y especificar relaciones sistemáticas con otras variables que también puedan ser cuantificadas” (Panksepp, 2000. p.1).

No es difícil darnos cuenta por qué ciertos sectores de psicoanalistas están en desacuerdo con la integración entre ambas “ciencias”, en particular André Green. Panksepp comienza hablando de una complementariedad entre disciplinas diferentes, con diferentes métodos de estudio y diferentes aproximaciones a la dualidad mente-cuerpo, pero termina planteado que el Psicoanálisis debe anexarse, y hasta mimetizarse de cierta manera, con los métodos utilizados en las Neurociencias.

Las Neurociencias, por otro lado, aún siguen ancladas en el estudio del cerebro y lo anatómico, a pesar de haber desarrollado muchas tecnologías en el campo de las neuro-imágenes, especialmente, pero no han tenido un desarrollo similar en los procesos psíquicos (mente).

Cibils (2002) señala que el fascinante progreso tecnológico en el campo de las neuro-imágenes afianza los desarrollo en la comprensión del “dónde” (locus) y distraen del encare del “cómo” (mecanismos). “Nuestra capacidad de estudio funcional del cerebro es: ‘de una función en algún lugar’” (Cibils, 2002).

El Psicoanálisis, en cambio, se separó tempranamente del estudio del cuerpo (cerebro), aunque nunca lo perdió de vista del todo, y se dedicó a explorar la mente.

Solms (2003) señala que Freud marcó esta separación entre el Psicoanálisis y las Neurociencias en la “Interpretación de los Sueños” (1900) al señalar que siempre recomendó que los psicoanalistas debían permanecer alejados de las neurociencias. Sin embargo, Freud había intentado explorar la relación entre la Neurología y la Psicología, lo que se observa claramente en el “Proyecto de una Psicología para Neurólogos” (1895), aunque no le fue posible integrar sus hallazgos clínicos con la Neurociencia debido al poco conocimiento neurocientífico de esos días y a la ausencia de un método adecuado para relacionar los datos neurológicos y psicológicos que existían.

Es por ello, que Solms (2003) propone continuar el interés del Freud inicial, del Freud anterior a la Interpretación de los Sueños, e integrar ambas disciplinas. Para ello, propone introducir un método por el cual se pueda lograr esta tarea científica.

Lo que nos planteamos acá es que si regresamos al punto en que Freud exploraba esta posible integración (1895), podríamos objetar que en ese momento aún no había nacido el Psicoanálisis. ¿En qué momento podemos hablar de Psicoanálisis? Muchos dirían que desde 1897 con el abandono de la teoría de la Seducción, otros dirían que desde 1900 con la interpretación de los Sueños. Sea uno u otro, creemos que lo que marcó el inicio del Psicoanálisis fue el objeto de estudio, es decir la mente y el inconsciente específicamente. Esto llevó al consiguiente alejamiento del cuerpo.

Dado esto, ¿es posible hablar de una integración entre el Psicoanálisis y las Neurociencias sin que el Psicoanálisis pierda su objeto de estudio, o lo que Green (2000) llamaría el “espíritu” del psicoanálisis?

Creemos que una integración entre el Psicoanálisis y las Neurociencias es muy difícil, ya que la aproximación a la mente y el cuerpo es distinta en cada una de las disciplinas. Una integración, con un método de estudio único que refleje la relación mente-cuerpo, todavía no es posible sin que una disciplina quede subsumida en la otra. Sobretodo, tomando en cuenta que desde el Psicoanálisis hay un interés en esta empresa que no es correspondido totalmente en las Neurociencias (Panksepp, 2000).

Sin embargo, considerando la relación indisoluble entre mente y cuerpo y la importancia de acceder a un entendimiento holístico del ser humano, es necesario intentar vínculos entre ambas aproximaciones, promoviendo estudios interdisciplinarios que nos ayuden a enriquecer uno y otro campo. En este sentido, Paniagua (2002) señala que a la luz de nuevos hallazgos de investigación en Neurociencias, los psicoanalistas han cambiado algunas nociones que consideraban establecidas y a su vez, las observaciones de la psicología profunda, obtenibles sólo en la clínica psicoanalítica, han contribuido a la interpretación de los hallazgos de la Neurociencia.

Es indiscutible en este sentido, el avance en el estudio de las emociones por ejemplo, que nos ayudan a entender las bases biológicas y evolutivas de algunos procesos que ya se conocían a través de la práctica clínica.

Creemos que lo más adecuado no sería una integración, por lo menos no como la plantea Panksepp (2000), ya que podría implicar la pérdida de la identidad y objeto de estudio del Psicoanálisis, o como plantea Solms (2003) un método único de estudio; sino más bien una complementariedad entre disciplinas. Esta enriquecería uno y otro lado con estudios interdisciplinarios y una comunicación continua que permitirían dar otra mirada a los hallazgos de cada uno de los campos, integrando resultados, pero sin abandonar los métodos de estudio y técnicas particulares.
Referencias Bibliográficas
Cibils, D. (2002). Neurociencias y Psicoanálisis: aproximaciones posibles. Conferencia presentada en el 2° Congreso de Psicoanálisis y XII Jornadas Científicas. “El Cuerpo en Psicoanálisis. Diálogos con la Biología y la Cultura”. Montevideo, 10-12 de Mayo.
Green, A. (2000). What Kind of Research for Psychoanalysis? En: Sandler, J., Sandler, A., Davis, R. (Eds.). Clinical and Observational Psychoanalytic Research: Roots of a Controversity. London: Karnac Books.
_______. (2003). The pluralism of Sciences and Psychoanalytic Thinking. En: Leuzinger-Bohleber, M., Dreher, A., Canesgtri, J. (Eds.). Pluralism and Unity? Methods and Research in Psychoanalysis. London: The Internacional Psychoanalytic Association.
Leuzinger-Bohleber, M., Bürgin, D. (2003). Pluralism and Unity in Psychoanalytic Research: Some Introductory Remarks. En: Leuzinger-Bohleber, M., Dreher, A., Canesgtri, J. (Eds.). Pluralism and Unity? Methods and Research in Psychoanalysis. London: The International Psychoanalytic Association.
Paniagua, C. (2002). Neurobiología y Psicoanálisis. http://www.larebotica.es/larebotica/secciones/expertos/psicoanalisis/index.html
Panksepp, J. (2000). Las Emociones vistas por el Psicoanálisis y la Neurociencia: Un ejercicio de Conciliación. En:
http://www.genaltruista.com/notas/00000169.htm
Solms, M. (2004). Freud Returns. En: Scientific American, May, 2004.

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