martes, 26 de mayo de 2009

¿Nene, nena qué vas a hacer cuando seas grande?

El proceso de encontrar nuestra vocación
El decidir lo que haremos el resto de la vida es una decisión difícil y compleja. En ella, intervienen diversos factores que no siempre son explícitos y que es necesario analizar para escoger adecuadamente nuestra vocación.
Es necesario tomar en cuenta los intereses personales, el nivel de motivación relacionado a ellos, las actitudes hacia el estudio y trabajo, así como las aptitudes intelectuales, y el contexto familiar y social.
Además de los mencionados, es importante tomar en cuenta la fase evolutiva en la que se encuentra la persona cuando decide su orientación vocacional.
La adolescencia es un período de cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales que se da entre los 12 y 18 años aproximadamente aunque los límites no son fijos.
El o la adolescente se encuentran de pronto con un cuerpo que no es el mismo, se desarrollan capacidades cognitivas, sus emociones son cambiantes y las relaciones sociales empiezan a ocupar el primer plano en su vida.
Los adolescentes tienen la tarea de enfrentar todos los cambios y decisiones propias de la adolescencia, definir lo que le gusta y lo que no, escuchar su propia voz sin seguir a los amigos, a adoptar ideas propias, entre otras cosas para poder entrar en la adultez.
Es en esta etapa en la que deberán integrar todas sus características personales e identificaciones infantiles para consolidar su identidad. Sin embargo, este proceso toma un tiempo variable dependiendo de cada persona, y en algunos casos, puede conllevar algunas dificultades.
¿Cómo pedir a una persona que aún no define quién es, qué lugar ocupa en el mundo y qué cosas le gustan, que decida una profesión?
En algunos casos, el proceso de consolidación de la personalidad e identidad, así como la elección vocacional se dan de forma paralela y no traen mayores dificultades. Sin embargo, muchas veces el o la adolescente se muestra ambivalente y es necesario orientarlo para que logre encontrar su propia vocación.
Es en estos casos, en los que se hace necesaria una evaluación psicológica y un proceso terapéutico focal que permita al adolescente descubrir:
Sus propias capacidades y aptitudes. Cada persona es única y muestra habilidades diferentes, tanto en el aspecto intelectual como en el aspecto social y emocional. Estas capacidades deben ser tomadas en cuenta a la hora de elegir una carrera, ya que ciertas profesiones se relacionan más con determinadas habilidades, ya sean verbales, numéricas o sociales. Por ejemplo una adolescente introvertida podría tener dificultades para dedicarse a una profesión que implique el contacto permanente con las personas.
Sus intereses profesionales. Es necesario conocer cuáles son los intereses personales de los y las adolescentes, así como las fantasías conscientes e inconscientes sobre las distintas profesiones pensadas ahora y en el pasado. Hay que evaluar qué soñaron ser cuando eran pequeños y qué sueñan ser en la actualidad.
Sus motivaciones. Es importante también analizar las motivaciones que llevan al adolescente a escoger determinada carrera. Muchas veces el nivel de motivación no es muy elevado y se debe evaluar si responde más a una motivación extrínseca como el estatus social de dicha profesión, la influencia del grupo o aspectos más situacionales como la cercanía del centro de estudios, la facilidad del acceso o ser la carrera familiar. Es importante descubrir las motivaciones intrínsecas de los y las adolescentes, ya que solo las motivaciones internas funcionan como un motor para realizar todas las actividades necesarias para llegar a nuestra meta.
Sus actitudes frente al estudio y trabajo. Nos debemos preguntar qué actitud tiene la persona hacia el estudio. Le gusta o no le gusta estudiar. Ello determinará también el tipo de carrera que escogerá o si buscará un empleo sin estudiar. Además de ello, es importante conocer cómo se enfrentará la persona al futuro trabajo, qué tipo de trabajo o empresa prefiere, ya que ello está íntimamente relacionado a la elección de carrera que se haga.
Su contexto familiar. Es importantísimo conocer qué espera la familia del adolescente. Muchas veces, la presión de los padres para que el adolescente siga una carrera determinada puede hacer que desista de escoger una alternativa más relacionada a sus intereses y deseos, lo que generalmente es una solución temporal ya que el joven puede sentirse frustrado de no estudiar algo que responda a sus intereses y motivaciones; y eventualmente abandonará los estudios para dedicarse a otra cosa.
Sus conocimientos sobre el mercado laboral. Es importante evaluar cuánto sabe la persona sobre las diferentes profesiones, así como las posibilidades de trabajo reales. Muchas veces se conocen profesiones de nombre y se tienen fantasías acerca de lo que realiza un profesional en determinada área que no necesariamente se ajusta a la realidad y responde a estereotipos compartidos. Por ejemplo, algunos adolescentes pueden elegir Arqueología pensando en que tendrán aventuras como Indiana Jones. De la misma manera, es importante conocer las características actuales del mercado laboral para conocer las posibilidades de trabajo al acabar los estudios.
El análisis de todas estas variables permitirá al adolescente tomar una decisión más consistente que responda a su vocación y ayude a consolidar su identidad y autoestima.
Estudios sobre la autoestima señalan que una correlación alta entre las aptitudes y los intereses de una persona determinarán una alta autoestima, ya que al realizar actividades en las que uno muestra el talento necesario, obtendrá resultados positivos y ello, influirá positivamente en la valoración propia.
Por ello es muy importante que se acompañe al adolescente en el proceso de elección de carrera sin presionarlo, ya que una persona que hace lo que ama y para lo que tiene aptitudes, se sentirá completa y realizada en su vida laboral y personal.

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