Hace unos años, las personas debían esperar semanas para recibir una carta de algún ser querido o una llamada a su casa desde fuera del país; hoy, una persona puede comunicarse con otra a miles de kilómetros instantáneamente y desde su teléfono móvil en cualquier lugar. Los celulares se han vuelto cada vez más necesarios y en algunos casos, una adicción. Es por ello que se ha acuñado la palabra “Nomofobia” (que viene de la abreviación “no-móvil fobia) para designar un trastorno caracterizado por la angustia y el miedo de no poder comunicarse. Estas personas deben tener encendido el celular en todo momento y se sienten inseguras y frágiles si no los llevan con ellas. Si bien no todas las personas desarrollan esta patología, para la mayoría de personas el uso del celular es imprescindible en sus vidas. Pero ¿Qué necesidades está cubriendo este “aparatito”? Para algunos puede significar seguridad, para otros, afirmación personal, estatus o la posibilidad de cercanía con otras personas. El estar “conectado” permanentemente alivia la incertidumbre de la espera: una llamada de alguien, una noticia importante, etc. Sin embargo, esto nos alerta también sobre la creciente incapacidad de posponer la satisfacción de una necesidad y la poca tolerancia a la frustración en el mundo actual.
*Publicado en el segmento Mi Hogar de El Comercio el domingo 22 de mayo de 2011. http://elcomercio.pe/impresa/notas/nomofobia/20110522/761158
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