domingo, 1 de mayo de 2011

Alguien tiene que ceder

Cuando alguien está soltero tiene una mirada particular de las relaciones de pareja. Generalmente, desde fuera es posible apreciar algunas características y detalles de las parejas con cierta perspectiva y distancia. Se puede, por ejemplo, observar todo lo que implica mantener una relación: las cosas buenas y las cosas malas, el nivel de compromiso de cada uno de los miembros de la pareja, así como el grado de compatibilidad que existe entre ellos y muchos otros detalles. A menudo, el que está soltero oscila entre el “ayyy, yo también quiero estar con alguien” y el “uffff, yo no aguantaría eso”. Una oscilación similar es la que deben enfrentar las parejas cotidianamente, porque la verdad es que estar en pareja no es nada fácil. Implica una negociación permanente, un delicado equilibrio entre ceder e imponerse. Cuando uno está involucrado en una relación, se cede y se espera que el otro ceda también en retribución. Cuando esto se alterna entre los miembros de la pareja, las cosas se mantienen balanceadas en la relación. Sin embargo, cuando solamente es una persona la que cede, esta puede frustrarse y desanimarse, lo que podría llevar a desgastar el vínculo, a perder el equilibrio entre el dar y recibir. Por eso, si está en pareja es importante preguntarse: ¿cuánto estoy cediendo yo en la relación y cuánto lo está haciendo mi pareja? Si la respuesta es: solo lo hace él/ella o solo lo hago yo, tal vez es hora de calibrar la balanza.

*Publicado en el suplemento Mi Hogar de El Comercio, Domingo 01 de mayo de 2011.

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