Cada vez es más larga la jornada escolar y se exige a los niños aprender conceptos básicos a edades más tempranas. Luego de las 7 u 8 horas de clases diarias, los alumnos se ven obligados a realizar un sinnúmero de tareas en casa que terminan siendo hechas, en muchos casos, por los padres. Esta situación trae como consecuencia una lucha diaria en el que niños y padres pierden la paciencia y terminan peleando. Por ello, no es raro escuchar a las madres, tanto o más que a los hijos, que odian las tareas escolares. Un profesor particular puede aliviar parcialmente este suplicio, evitando que la relación entre padres e hijos se deteriore, pero el verdadero origen del problema está en los programas educativos de muchos colegios.
*Enfoque de Zona Familiar, El Comercio 08/11/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario