Las agresiones
contra mujeres parecen incrementarse cada día. No hay un solo día en que las
noticias dejen de incluir estos casos. Las estadísticas son alarmantes y las
cifras solo muestran una pequeña porción de lo que realmente sucede porque
muchas mujeres aún temen denunciar las agresiones por vergüenza o miedo a una
represalia. La violencia se da en todos los contextos: dentro del hogar, en el
trabajo, en la calle y está tan establecida en la sociedad que es perpetrada
incluso por algunas autoridades como el caso del ministro Villena. Si bien el
tema se visibiliza cada vez más en la prensa, lo que contribuye a denunciarla y
tomar acciones para combatirla, el enfoque no siempre es el más adecuado. La
violencia de género se arraiga en las relaciones de poder y la percepción de la
mujer como género inferior. Se discrimina, humilla y se busca el control de
esta. Es necesario un análisis profundo para lograr cambios y entender que es
un fenómeno estructural y no se trata solo de hechos aislados. En algunos
casos, pueden estar relacionados a trastornos psicológicos pero no son
realizados exclusivamente por personas dementes. Lamentablemente la violencia
es parte de nuestra vida diaria y lo más preocupante es que la mayoría de veces
pasa desapercibida.
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