domingo, 22 de julio de 2012

Cuando pase el temblor


Los terremotos pueden causar gran impacto emocional en las personas. Ello se debe, en gran parte, a que no hay manera de anticipar el momento en que sucederá algún sismo, y cuando se presenta, se experimenta un shock emocional que impide procesar lo vivido inmediatamente. Es natural por ello, que luego del suceso algunas personas experimenten ansiedad, miedo, pesadillas, ataques de pánico, entre otras. El organismo está tratando de recuperarse del trauma emocional sufrido y necesita tiempo para elaborarlo. Algunas personas tal vez estén más preparadas para tolerar situaciones de estrés elevado; sin embargo otras, especialmente los niños, pueden ser más vulnerables. Por ello, es imprescindible estar lo más preparado posible para esa situación. Es recomendable que toda la familia tenga conocimientos sobre lo que se debe hacer frente a un sismo, se puede aprovechar los pequeños temblores para practicar las recomendaciones de defensa civil y sobre todo, tratar de mantener la calma si se da un terremoto. Generalmente lo que causa más temor en los niños es la ansiedad de los adultos que están a su cuidado. Por ello, durante y después del suceso, trasmítales tranquilidad, sosténgalos para que se sientan protegidos, permítales expresar lo que sienten y explíqueles que probablemente habrá algunas réplicas para que estén preparados. 

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