Decidirse a vivir en pareja
es una de las decisiones más importantes de la vida adulta. Dejar la familia de
origen para formar una propia, es una tarea propia del desarrollo como persona.
Sin embargo, no es un paso sencillo. Implica el compromiso afectivo y logro de
la intimidad con otra persona fuera de la familia de origen.
Además es necesario alcanzar
la madurez emocional suficiente para lograr la autonomía e independencia de
nuestros padres. Solo así se puede empezar adecuadamente una nueva etapa y
asumir el reto que implica formar una familia propia sin arrastrar dependencias
y dificultades previas.
Muchas personas pueden utilizar
el matrimonio o la convivencia como una manera de salir de sus hogares, un
intento de escapar de los problemas familiares. Esto, no obstante, solo llevará
a cambiar una dificultad, dependencia o necesidad de protección, por otra. Por
ello es indispensable solucionar los problemas personales y vinculares previos,
así como aprender a relacionarnos saludablemente con nosotros mismos y con los
demás antes de construir una vida con otra persona.
Lo ideal es que cada uno
pueda vivir solo un tiempo y pasar por la experiencia de independencia familiar
(ello implica no solo autonomía económica sino también emocional), antes de
comprometerse con otra persona. Si bien esto es común en otros países, en el
Perú se suele pasar de la familia materna a la convivencia en pareja, y en
varios casos, luego del matrimonio se vive con la familia de origen de uno de
los miembros de la nueva pareja. Esto puede traer dificultades añadidas a las
propias de la vida en pareja.
En cualquier caso, el primer
año implica un proceso de adaptación. Es indispensable conocerse como pareja,
aprender a aceptar las cualidades y defectos del otro y sentar las bases para
construir un proyecto de vida conjunto.
Es imprescindible también
brindar el respeto necesario hacia la otra persona y hacia los espacios
individuales de cada uno, los que se aconseja mantener. Cada miembro de la
pareja debe conservar sus propios espacios en el trabajo y con los amigos pero
a la vez construir nuevos espacios como pareja, aprender que ahora son un
equipo y deben compartir también con el otro para tomar decisiones y solucionar
problemas conjuntamente. Todo ello permitirá que crezcan como personas y como
pareja.
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