jueves, 12 de julio de 2012

Iniciar la convivencia


Decidirse a vivir en pareja es una de las decisiones más importantes de la vida adulta. Dejar la familia de origen para formar una propia, es una tarea propia del desarrollo como persona. Sin embargo, no es un paso sencillo. Implica el compromiso afectivo y logro de la intimidad con otra persona fuera de la familia de origen.
Además es necesario alcanzar la madurez emocional suficiente para lograr la autonomía e independencia de nuestros padres. Solo así se puede empezar adecuadamente una nueva etapa y asumir el reto que implica formar una familia propia sin arrastrar dependencias y dificultades previas.
Muchas personas pueden utilizar el matrimonio o la convivencia como una manera de salir de sus hogares, un intento de escapar de los problemas familiares. Esto, no obstante, solo llevará a cambiar una dificultad, dependencia o necesidad de protección, por otra. Por ello es indispensable solucionar los problemas personales y vinculares previos, así como aprender a relacionarnos saludablemente con nosotros mismos y con los demás antes de construir una vida con otra persona.
Lo ideal es que cada uno pueda vivir solo un tiempo y pasar por la experiencia de independencia familiar (ello implica no solo autonomía económica sino también emocional), antes de comprometerse con otra persona. Si bien esto es común en otros países, en el Perú se suele pasar de la familia materna a la convivencia en pareja, y en varios casos, luego del matrimonio se vive con la familia de origen de uno de los miembros de la nueva pareja. Esto puede traer dificultades añadidas a las propias de la vida en pareja.
En cualquier caso, el primer año implica un proceso de adaptación. Es indispensable conocerse como pareja, aprender a aceptar las cualidades y defectos del otro y sentar las bases para construir un proyecto de vida conjunto.
Es imprescindible también brindar el respeto necesario hacia la otra persona y hacia los espacios individuales de cada uno, los que se aconseja mantener. Cada miembro de la pareja debe conservar sus propios espacios en el trabajo y con los amigos pero a la vez construir nuevos espacios como pareja, aprender que ahora son un equipo y deben compartir también con el otro para tomar decisiones y solucionar problemas conjuntamente. Todo ello permitirá que crezcan como personas y como pareja.

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