viernes, 27 de julio de 2012

Los niños también se deprimen


Durante mucho tiempo se pensó que los niños no se deprimían. Esta idea se relacionaba con una visión idílica de la niñez, en la que todo es juego y fantasía, risas e inocencia, pero lamentablemente no siempre es así.
En los años 40 algunos estudios como el de Spitz que evaluó a niños hospitalizados empezaron a identificar características que hacían pensar en la posibilidad de depresión en los niños. Otros estudios como los de Bowlby y Akerson coincidieron en esta línea.
La depresión en los niños puede presentarse en algunos casos de una manera diferente a la de los adultos, lo que podría enmascararla y hacer difícil su identificación. Si bien algunos niños pueden mostrar tristeza, abatimiento y expresar lo que están sintiendo, otros, sobre todo los más pequeños, pueden evidenciar otros síntomas que podrían confundirse con distintos cuadros clínicos. Por ejemplo algunos niños pueden presentar trastornos de conducta o agresividad o manifestar recurrentes molestias físicas como dolores de estómago. Otras veces se quejan continuamente de que se aburren, lloran o se frustran fácilmente y se observa que casi nada les causa placer, se alejan de amistades o tienen problemas al dormir.
Según Nissen los síntomas más comunes en los niños son: dificultades en el contacto interpersonal, angustia, inhibición, incertidumbre, agresividad, enuresis e insomnio. Sin embargo, no necesariamente se expresarán todos los síntomas y se debe consultar a un especialista cualquiera de las señales de malestar o dificultad.
Puede haber varios factores que se relacionen con la aparición de la depresión. Las situaciones de precariedad física, material y emocional pueden afectar a los niños, así como ciertos factores de vulnerabilidad personal. Un apego inseguro con los padres o dificultades en la relación con estos pueden ser factores predisponentes. También algunas dificultades como los problemas de atención o aprendizaje pueden llevar al niño a estar en mayor riesgo de experimentar síntomas depresivos. Lo mismo ocurre cuando se vive en un ambiente familiar de excesiva tensión o han experimentado alguna pérdida importante.   
Cada niño puede manifestar señales particulares y por ello es imprescindible que los padres estén atentos a cualquier cambio en el ánimo, las relaciones interpersonales, la conducta o el rendimiento para detectar rápidamente cuál es el problema que están presentando y buscar la ayuda adecuada.

2 comentarios:

  1. Muy buena información. No había leído antes sobre este problema. Deberías desarrollarlo en otros artículos.

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  2. Muy interesante. Me gustaría conocer más del tema.

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