Todos los que han tenido una
mascota en algún momento de su vida saben el vínculo especial que puede
formarse entre las personas y los animales. Sea cual sea su animal preferido,
ellos se vuelven parte importante de la familia. Esos pequeños compañeros son
fieles amigos que comparten los paseos, juegos, y en algunos casos, las
travesuras durante la infancia. No hay duda que ellos brindan un cariño
incondicional difícil de igualar.
Además de la compañía y
las muestras de afecto que proporcionan día a día, las mascotas traen diversos beneficios
físicos y psicológicos para todas las edades. En la infancia permiten
desarrollar el sentido de la responsabilidad y cuidado de otro ser, favorecen
la confianza y las relaciones sociales con otros. Además contribuyen al
desarrollo de la empatía, la ternura y la expresión de afecto. Los niños también
aprenden sobre los procesos vitales de los seres vivos y las necesidades
básicas que deben ser cubiertas para mantenerlos saludables. En las personas
mayores, ayudan a disminuir la tensión provocada por el estrés diario, alivian
la sensación de soledad e incluso ayudan a mejorar hipertensión arterial.
Las mascotas forman parte
importante de nuestra vida y dejan un vacío emocional cuando mueren. La partida
de estas puede ser difícil de entender para los niños, especialmente para los
más pequeños, que aún no entienden la noción de muerte con claridad.
En esta situación, es importante
dar a los niños la contención emocional necesaria y explicarles lo ocurrido de
manera sencilla pero sin mentirles, ya que ello podría crearles más confusión.
Decirles que la mascota se escapó o fue llevada a algún lugar donde vivirá más
cómoda puede alimentarles la fantasía de que volverá en algún momento.
Será necesario que los
niños atraviesen el proceso de duelo y entiendan que la muerte es parte de la
vida. Hablar de ello y favorecer la expresión de sentimientos los ayudará a
sobreponerse a la pérdida. Los padres deben brindarles cariño, acompañamiento y
responder a todas las preguntas que los pequeños hagan. Realizar un ritual de
despedida, hacer dibujos, un álbum de fotos u otras maneras de recordar a la
mascota puede también facilitar la aceptación de lo ocurrido.
Cada niño o niña tendrá
su propio tiempo para procesar la muerte de su mascota y hay que respetarlo. Reemplazar
al animalito inmediatamente no siempre es lo más recomendable. Cuando ellos
estén listos se lo harán saber.
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