La risa es esencial para el ser humano desde el
nacimiento. Aparece primero de manera espontánea asociada a momentos de
bienestar, hacia el tercer mes se vuelve más activa y dirigida hacia personas u
objetos agradables (sonrisa social), lo que señala una mayor interacción del
bebé con el mundo que los rodea; finalmente la carcajada aparece
aproximadamente a los seis meses de edad y desde entonces uno ríe hasta el
final de la vida. Las personas buscan reír porque los hace sentir bien y
ciertamente hay un cambio en el organismo: ayuda a disminuir la tensión al relajar
los músculos, libera endorfinas (lo que produce placer), contribuye a aliviar
el dolor y mejora el sistema inmunológico. La risa es contagiosa, permite
conectar con los demás, facilitar la comunicación y estrechar lazos afectivos.
Esto es especialmente notorio en los niños y adolescentes. ¿Quién no recuerda los
ataques de risa de la infancia con los amigos? La risa y el sentido del humor
pueden, incluso, prevenir enfermedades o ayudar a sobrellevar mejor algunas
condiciones. Las carcajadas activan el organismo. La gente que ríe constantemente
tiende a mostrar también una actitud más
positiva ante la vida y ello le permite afrontar los problemas y conflictos con
mayor facilidad. Así que aproveche cualquier oportunidad para reír.
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