El consumo de tabaco fue
considerado por varias décadas un signo de distinción, de misterio, de rebeldía,
lo que se reflejaba claramente en las películas del siglo XX. Fumaban los
personajes “interesantes” y ello fue el modelo para muchos adolescentes que se
iniciaron en ese hábito. Sin embargo, incluso ahora que las políticas contra el
cigarro han cambiado radicalmente, miles jóvenes empiezan el consumo antes de
los 20 años. De acuerdo a cifras del Ministerio de Salud, 9 de cada 10 adolescentes
ya han consumido tabaco a los 19 años. Aquí parecen interferir otros factores
como la curiosidad o presión grupal, además de un intento de sentirse adultos.
¿Cómo evitar que ocurra? Las campañas
disuasivas como las fotografías que se incluyen en las cajetillas de cigarros
no parecen tener el efecto deseado. Como suele suceder con otros hábitos y
conductas nocivas o riesgosas, la información es recibida y conocida pero no
parece cambiar la conducta significativamente. Todos saben que fumar está asociado
a diversas enfermedades crónicas, no obstante, es un hábito que es difícil de
cambiar porque una vez iniciado, tiene un componente adictivo alto. Tomando en
cuenta esto, la educación preventiva desde el hogar y las escuelas debería ser
el centro de las políticas globales contra el tabaquismo.
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