jueves, 19 de abril de 2012

Conectividad permanente


Dos personas sentadas tomando café en silencio, cada una atenta a su celular comunicándose virtualmente con otras personas. Esta escena es cada vez más común. Las relaciones virtuales ocupan buena parte de nuestra vida diaria. Los celulares con conexión a internet son ahora los compañeros permanentes de las personas, sobre todo de los más jóvenes.

¿Cuáles son las posibles consecuencias de la conectividad permanente? Es cierto que el internet y las nuevas tecnologías están al servicio de las personas y facilitan la comunicación y el trabajo; pero en ocasiones, se tiende a  depender demasiado de estas, a tal punto que algunas personas pueden experimentar niveles altos de angustia cuando no están conectadas a la red o a su celular.

Estar siempre conectados, incluso cuando se realizan otras actividades como trabajar, compartir tiempo con alguien o mientras se ve una película, lleva a dividir la atención que prestamos. Se tiende a enfocarla en varias cosas a la vez, lo que implica que no podamos concentrarnos en ninguna de manera óptima. En algunos casos, ello puede ser peligroso, como cuando se contesta el celular mientras se maneja.

La conectividad permanente además, plantea la sensación de ser omnipresentes, permite recibir información instantáneamente, así como contestar y tomar decisiones al momento. Nadie se pierde de nada de lo que ocurre, no hay descanso. Se está siempre presente y disponible, y por supuesto, se pretende que los demás también lo estén. Ello puede acortar nuestra tolerancia a la espera en el mundo real. Si no lo cree, analice su conducta la siguiente vez que tenga que hacer un trámite presencial.

Por otro lado, estar conectado con otras personas virtualmente, alivia en cierta medida la sensación de soledad; pero esta no puede ser cubierta completamente porque no hay una presencia real. Ver una imagen de la persona y escribirle o escucharla, es parte del vínculo pero faltan otros aspectos como observar sus gestos, tocarla y todo lo que implica relacionarnos de manera más profunda con otro ser. Cuando el vínculo está limitado solo a lo virtual, la persona puede terminar sintiendo un vacío, porque a pesar de que uno esté “conectado” con otros, está aislado. Al final, paradójicamente, estar conectados permanentemente a las redes sociales, el correo electrónico y el internet, puede generar mayor desconexión en los contactos reales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario