Las agresiones al propio cuerpo pueden aparecer
en algunos jóvenes tal como señala una
canción de los Enanitos Verdes: “… recuerdo bien la tarde en el pasillo que sacaste un cuchillo y probamos el dolor…” Seguramente han escuchado alguna vez de
alguien que se corta, se provoca quemaduras o cualquier tipo de lesión de
manera voluntaria. Este tipo de conductas puede ser más frecuente de lo que se
piensa, especialmente en los adolescentes en los que parece haberse extendido
como una suerte de “moda”, lo que ha provocado que cada vez aparezca más en la
consulta psicológica.
¿Por qué se dañan? Cuando se les pregunta a
jóvenes por qué se autolesionan, generalmente expresan que ello los calma. De
acuerdo a un estudio realizado en Bégica por la Dra. Mikolajczak, las heridas autoinflingidas son
un intento de regular las emociones y pueden ser, además, una manera de
comunicar algo, de pedir ayuda. Los trabajos realizados a partir de la práctica
clínica señalan que las heridas autoinflingidas buscan anular las emociones
desagradables como la angustia o sentimientos experimentados como intolerables.
Logran que el dolor se haga tangible y provocan cierta relajación por la liberación
de endorfinas.
Estas personas parecen necesitar hacer concreto
algo simbólico que no pueden procesar ni elaborar. Generalmente cuando no hay
posibilidad de expresar en palabras el dolor, la ansiedad, la tristeza; es
probable que esta se manifieste en el cuerpo pero a diferencia de los síntomas
psicosomáticos que se presentan de manera “involuntaria” ya que son resultado
de un proceso inconsciente; en las autolesiones se tiene el control y se decide
cuándo se va a sentir dolor. Si el dolor
psíquico es intolerable, el dolor físico puede modularse y a través de él se
busca olvidar todos los problemas que no pueden controlar.
Por último, si bien algunos adolescentes señalan que se autolesionan
porque sus amigos también lo hacen, no se debe pasar por alto esta conducta, ya
que puede ser un síntoma de algún trastorno psicológico o psiquiátrico. Uno de
los hallazgos más importantes del estudio belga es que los adolescentes que se
autolesionaban puntuaban más bajo en la prueba de inteligencia emocional. Es
decir, el buen control de impulsos, manejo óptimo de las emociones, la
autoestima adecuada, pueden ser factores protectores frente al riesgo de caer
en las autolesiones.
Es imprescindible tomar estas señales como un
signo de alarma y acudir a un especialista para seguir el tratamiento adecuado.
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