lunes, 13 de agosto de 2012

Solo quiero todo


Todas las personas, en mayor o menor medida, son ambiciosas. ¿Quién no quiere más de lo que tiene? La ambición puede ser una característica positiva si ayuda a la persona a mejorar y a lograr metas personales, académicas, laborales u otras. Sin embargo, es necesario entender que todos tienen ciertas limitaciones y hay barreras que no se pueden cruzar. Entender ello es saludable y es parte de tener madurez emocional. En los primeros meses de vida, el bebe cree que lo puede todo y que su poder es ilimitado. Cuando tiene hambre recibe alimento, es abrigado cuando siente frío y abrazado cuando lo necesita. Ello lo hace pensar que es él mismo el que cubre sus necesidades. Esta fase de omnipotencia infantil va disminuyendo cuando el niño va percibiendo, gracias a ciertos retrasos en la satisfacción de sus impulsos, que depende de la madre y logra establecer un vínculo más real con ella. Más adelante irá aprendiendo poco a poco, que tiene límites, tanto corporales como sociales, que no puede trasgredir, que debe respetar reglas, tiempos y sobre todo a otras personas, que tienen las mismas necesidades que él y el mismo derecho de lograr lo que desean. Se puede querer todo pero no se puede pasar sobre los demás.

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