El diagnóstico de una
enfermedad crónica puede ser devastador para las personas en los primeros días.
El paciente se enfrenta a un cambio drástico en su estilo de vida y debe
acostumbrarse a ciertas limitaciones de un momento a otro, así como a seguir
una medicación, probablemente, por el resto de su vida. Las primeras reacciones
seguramente serán de negación de la enfermedad, rabia y depresión. La pregunta
constante: ¿por qué a mí? rondará por la mente sin encontrar una respuesta satisfactoria.
Es probable también que se asocie la enfermedad con un pronóstico poco
alentador y a consecuencias negativas de la condición. No obstante, algunas de
estas ideas son creencias erróneas que se crean debido a la escasa información
sobre el tema. La mejor manera de afrontar un diagnóstico de este tipo es
buscar información confiable para eliminar los mitos relacionados a la enfermedad
y aprender a convivir con la nueva condición médica. Lo importante es aceptar
los cambios que se deben implementar lo antes posible y tomar el control de la
nueva situación. Esto ayudará a aceptar más rápidamente la dolencia. Busque
ayuda psicológica si es necesario. Tal vez parezca difícil mantenerse positivo
en determinadas circunstancias pero ello es lo que le permitirá seguir
adelante.
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