jueves, 14 de febrero de 2013

Apego seguro e inseguro


En la naturaleza el vínculo con la madre se da de manera instintiva e inmediata. Lorenz demostró que los gansos establecen un lazo fuerte con el primer objeto en movimiento que ven (usualmente su madre pero también con un ser humano o un objeto mecánico). Esto se llama “impronta” y ocurre en varias especies. En los humanos, en cambio, el vínculo emocional entre la madre o principal cuidador y el bebé se va creando paulatinamente en el primer año de vida. Las constantes interacciones entre ambos, la alimentación y todas las conductas de cuidado hacia el bebe favorecen que se forme una relación socio-emocional intensa y perdurable llamada apego. Las señales empiezan a notarse en la segunda mitad del primer año. El bebé sonríe cuando está la madre y llora cuando se va. En condiciones adecuadas, se forma un apego seguro. El niño entiende que la madre vuelve aunque desaparezca unos minutos y que estará ahí cuando la necesite. Se mantiene tranquilo y puede explorar. No obstante, por fallas en el vínculo, algunos niños no desarrollan una confianza básica y forman un apego inseguro. Lloran y se mantienen ansiosos aún cuando la madre regresa. El tipo de apego que se establezca proporcionará la base para todos los vínculos futuros.

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